breves historias que vivirás con tus personajes favoritos del mundo mágico de harry potter, incluyen primera, segunda y tercera generación.
- todas las historias son hechas por mí.
[re-edición por errores ortográficos]
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Levantas la mirada al ver una multitud de gente acercarse a un punto fijo en el patio del colegio, cierras el libro que estasis leyendo e intentas observar desde lo lejos que sucede, al escuchar aquellos gritos de la gente ahora entiendes que es una pelea, pero, ¿quienes estarán peleando? Te levantas de la banca y ves a un profesor acercarse al gran círculo y detener aquella pelea, puedes ver ahora quienes son. Mattheo fija su mirada en ti, lo miras por unos minutos, unos golpes en su rostro se pueden ver desde la distancia, tomas tus cosas y decides irte de allí.
Mattheo es un chico de Slytherin, la mayoría le teme, era un chico inteligente y sin miedo a meterse en problemas, cómo lo catalogaban algunos "un chico malo", pero eso no quitaba que tuviera a varias chicas detrás de él, era atractivo y nadie podía negar aquello pero nunca se le vió con alguna chica en concreto aunque bueno, le gustaba tener su vida muy privada. Mientras por otro lado estas tú, una chica normal de Ravenclaw, una chica inteligente, astuta, introvertida y siempre sigilosa, lo contrario a Mattheo. Ambos cursan el mismo año, no recuerdas si alguna vez se han dirigido la palabra pero si estas segura de varias miradas, al principio temías de él, por lo que decían y por cómo actuaba pero lograste deducir que simplemente esta atrapado en la sombra del cuál fue su padre, tal vez él era así, por él. Pero jamás te atreviste a preguntárselo personalmente, tampoco querías ser una cotilla en su vida.
Pero al final aunque sonara cliché, te has enamorado de aquel chico, no puedes ver simplemente sus defectos admiras las virtudes que él posee, no lo ves cómo lo que fue su padre, lo ves por lo que es, Mattheo. Te culpas algunas veces por sentir sentimientos ante él, tal vez te rompería el corazón y llorarías por semanas o simplemente te ignoraría, todas tan vergonzosas.
Suspiras para seguir tú camino hacía los baños, entras al primer cubículo, estas allí por unos minutos, al terminar sales y te diriges a los grifos a lavar muy bien tus manos, oyes unos pasos detrás de ti pero deduces que es alguna otra chica, pero no, no es así.
— Hola. — se escucha una voz masculina detrás de ti, Mattheo.
— Creó que te equivocaste de baños, este es el de chicas. — tratas de no actuar nerviosa mientras te das la vuelta y lo ves, una mueca se forma en tus labios.
— ¿Tan mal se ve? — se acerca al lavado para verse en el espejo — El baño de chicos esta lejos y quiero limpiar este desastre ya.
Asientes para examinarle, hay sangre y su labio esta roto, no sabes si lo que vas a decir será estúpido o arriesgado pero lo harás de todas formas.
— Si quieres puedo ayudarte, ya sabes, con tú desastre.
Lo ves sonreír bajamente y asentir.
— Claro. — revisa el bolsillo de su pantalón y te extendió un pañuelo.
Tomaste este y lo mojaste con agua para acercarlo a su cara.
— Tal vez duela un poco. — susurras para pasar con cuidado el trapo húmedo por sus heridas.
— Mierda... — lo escuchas maldecir por lo bajo, toma de tu muñeca — Si que duele, he. — suspira y suelta lentamente su agarre para que puedas seguir.
— Creó que debiste pensarlo antes de meterte a pelear con ese tipo. — hablas para mirarle, su mirada ya esta fija en ti.
— Se lo merecía. — responde este — Dijo algo estúpido y no soportó las estupideces.
— Ya veo... — lo miras curiosa — Por curiosidad, ¿qué fue lo que dijo?
Este mira hacía otro lado, su mandíbula se tensa.
— Dijo que, tú nunca te fijarías en mí y era más probable que te fijarás en la persona menos irrelevante antes que en mí, además de otras cosas denigrantes que no quiero decir. — se le ve enojado.
Paras de limpiar sus heridas.
— Es decir... ¿qué te gusto? — preguntas confundida. Esto debe ser una broma.
— Si... si me gustas. — lo ves mirar hacia la pared — Este es el momento dónde debo decir las razones por las cuales me traes loco, pero sin duda no me preparé para este momento y las cosas cursis se me dan fatal, así que perdón por arruinar el momento.
Ríes al escucharle, detienes tú mirada unos minutos en sus ojos y luego esta baja a sus labios, sin más te acercas a estos y unes los tuyos con los del contrario, fue un beso lento y con algo de nerviosismo en ambos, pero era fantástico.
Te separas de él, un sonrojo se apodera de tus mejillas.
— Eso me gusto... — susurra Mattheo — Pero tengo mi labio roto.
— Lo siento si te lastime. — dices algo avergonzada mientras tratas de limpiar la herida de su labio.
— No te disculpes, eso le dio el toque. — coloca uno de tus mechones detrás de tú oreja.
— Gracias, por defenderme. Se que no quieres decirme que dijo ese chico de mí por respeto, pero gracias. — colocas tus manos sobre su pecho.
— Ese idiota se lo merecía, pero sabes... Me alegra saber que se halla equivocado en lo que dijo.
Ríes para tomar de su cuello y acercarlo a ti.
— Quiero besarte, pero no quiero lastimar más tú labio. — susurras muy cerca de su rostro.
— Al diablo con eso. — coloca su mano en tú nunca — Solo hazlo.
Sin más se unen en un beso, que daría a inicio a una relación que algunos darían por imposible pero que al final si fue posible.
