breves historias que vivirás con tus personajes favoritos del mundo mágico de harry potter, incluyen primera, segunda y tercera generación.
- todas las historias son hechas por mí.
[re-edición por errores ortográficos]
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—Hoy fue un grandioso día. — habló Hermione con una gran sonrisa en su rostro — Cada día avanzamos más con los hechizos, esta funcionando.
Asientes dándole la razón a la chica, te colocas tú mochila en el hombro.
— Te apoyo. Todo por el gran profesor Potter. — ríes para acercarte al azabache y rodear sus hombros con tu brazo.
Lo oyes reír.
— Las chicas tienen razón, eres un gran profesor Harry, cada día el Ejército de Dumbledore avanza más, todo gracias a ti. — afirma ahora Ron mientras salimos de la sala de menesteres.
— Gracias pero no puedo llevarme todo el crédito, ustedes han sido quienes han logrado esto también, reunieron a las personas y me dieron el ánimo de ayudar. — caminan por el pasillo hacía la sala común — Pero dejando eso de lado, ¿listos para las vacaciones de navidad? Canuto dijo que podemos quedarnos en su casa.
— Si, papá se está recuperando y estará en la cena y eso emociona mucho a mamá. — habla Ron.
— Yo ya tengo listo mi equipaje, pero alguien... — Hermione voltea a verte — No ha empezado a empecar aún.
Harry voltea a verte.
— ¿Si irás? — tomó de tu muñeca — ¿verdad?
Ríes para asentir.
— Tranquilo, mis padres me han dado permiso, así que si, si iré. Simplemente me da pereza empacar, pero juro que hoy mismo lo haré. — respondes para ver el semblante del contrarío más tranquilo.
[...]
Acomodas tu bunfanda al sentir el frío divagar por tú cuerpo, las nevadas comienzan y eso hace que un frío profundo se sienta.
— Abran la puerta ya, me congeló. — levantas la mirada para ver a los gemelos.
— Ya vamos señorita, tranquila.
Estos abren la puerta de aquella gran casa y en orden entran. Rápidamente sientes el cálido clima y quitas tú chaqueta quedando solo en un suéter.
— Hola muchachos. — saluda Sirius mientras baja por las largas escaleras.
— Hola, tío Sirius. — saludas para verlo sonreír. Desde que lo conoces comenzaste a llamarle de aquella forma, al mayor pareció no molestarle así que el apodo se quedó.
