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Narrador omnisciente:
Cuando Joyce llegó a su casa, suspiró para ver a sus padres sentados en el sofá.

-He vuelto...- les dijo a lo que ellos sonrieron.
-Al fin! Pensábamos que el tren se había atrasado...como has estado pequeña?- le preguntó su madre abrazándola.

-Bueno....antes de que digáis nada.- dijo sacando el pergamino con las notas.- Me he graduado.- se lo entregó a su padre y este se puso las gafas para ver mejor.

Las leyó y después miró a Joyce con la ceja levantada. La chica esperaba su respuesta con atención...

-Y que quieres decirnos con esto? Sabes que dijimos que una vez te graduaras... trabajarías en el negocio familiar...ha sido tradición desde siempre.- le preguntó este algo confundido dándole de vuelta el pergamino.

-Sobre eso quería hablaros...y es que...- empezó a decir la chica nerviosa.- Yo...no quiero trabajar de costurera, quiero ser doctora, estudiar medicina...ser sanadora...

-Qué? Hija...- empezó su madre.
-Madre...quiero tener una familia, y quiero ser lo suficiente independiente como para mantenerla. Si seguimos con este negocio...no saldremos adelante, además, yo os podría ayudar!- dijo infernándolos convencer.

-De que coño hablas?- dijo otra voz entrando al comedor.- Ahora ya no dices ni hola?
-No...te había visto, acabo de llegar.- le respondió la chica algo preocupada a su hermano.

-Oh, claro, no me habías visto? Ahora Max Baker es invisible!- dijo de brazos cruzados.

-Max, suficiente.- le pidió su padre.- Joyce... no se cómo decirte esto...ya sabes que...- empezó a decir.

-Lo sé papá, lo sé pero enserio es mi sueño y además...los profesores dicen que me seria muy fácil entrar a trabajar en San Mungo!- le dijo la chica.

-San Mungo!? No! Ni pensarlo! No trabajarás en el mundo mágico!- le dijo su madre ahora negando.- Tu lugar es aquí, en el mundo normal...no en el mundo lunático con lunáticos que van con una varita en su mano haciendo magia.

-No te atrevas a decir eso de el mundo mágico madre, no sabéis nada!- les dijo la chica más nerviosa aún.

-Claro que no lo sabemos! Aquí la rara eres tú.- le espetó su hermano.

-Joyce, creo que hemos dejando claro que no volverás para trabajar y te quedarás aquí siguiendo el negocio familiar.- le dijo su padre volviendo a la normalidad.

La chica se secó las lágrimas que empezaban a caer y se fue de allí hacia su cuarto dando un portazo.

No pasaron ni dos minutos cuando la puerta se volvió a abrir dejando ver a su hermano, con una sonrisa burlona.
-Que pasa brujita? Triste por no volver?- le dijo burlándose a lo que Joyce lo miró.

-Que haces aquí? Vete.- le dijo intentando cerrar la puerta sin embargo Max puso un pie en medio.- Es mi cuarto, vete.
-No voy a hacerte caso.- le dijo empujándola.

-Déjame.- le pidió ella.- Que te he hecho para que me trates así?

Max entró de golpe al cuarto de la chica y cerró la puerta. Se veía furioso y molesto.
-Todos esto, todo tu mundo y tu magia, eso me pasa!- le gritó.

-Así que es eso lo que te pasa...estás celoso!- le dijo pero su hermano le abofeteó.
-No lo estoy!- le siguió gritando.- Cállate!

Joyce tenía una mano en su mejilla tapando la marca que le había dejando su hermano. Temía llorar frente a él pero se repetía una y otra vez que no debía mostrarse débil ante el.

Max miraba a su hermana algo confundido. El chico siempre solía pegarle pero esta vez, la chica parecía reaccionar diferente.
-Joyce?- le preguntó algo preocupado de repente.

La chica, tomó su varita y lo apunto de inmediato provocando soltar una carcajada de parte de este.
-No puedes hacer magia fuera, idiota.- le dijo a lo que ella lo miró con su mirada más fría y dolida.

-Quieres que te lo demuestre?- le preguntó.- Expulso!- gritó entonces su hermano salió volcando por los aires hasta acabar en el suelo, no sin antes haber sido golpeado por un mueble.

Max se encontraba en el suelo, se quejaba y se tocaba la cabeza.
-Eres un monstruo!- le gritó a lo que sus padres entraron al cuarto de repente.

-Pero se puede saber que ha pasado!?- gritó su madre.
-Joyce! No...que has hecho!?- le dijo su padre asustado.- Dame la varita.- dijo intentando quitársela pero la chica le apuntó, a él y a su madre.

-Aléjate. Todos, alejaros de mi!- dijo la chica muy nerviosa.

-Joyce por favor, dame la varita!- le pidió su madre.
-Como Max ha dicho...soy un monstruo, así que ahora mismo os apartaréis si no queréis salir volando igual que lo ha hecho.- dijo mirándolos.

-Que vas a hacer?- le preguntó su madre.

-Os enseñaré cómo me iré de aquí. Y vosotros no haréis nada al respecto.- les dijo tomando su maleta, aún no abierta.

-No...no puedes! Somos tu familia!- le gritó su padre.
-Lo sé, y os voy a extrañar pero no dejaré mi sueño atrás, cuando os digo que me convertiré en doctora, sanadora lo digo enserio.- les dijo Joyce lista para irse.

Tomó con fuerza su varita y pensó en algún lugar seguro donde podría ir.

Y en un segundo, ya no se encontraba en su casa, sino en el inmenso jardín de una mansión de lo más sofisticada.

Suspiró para empezar a caminar hacia la puerta. Había estado allí unas cuantas veces... y aveces le había dado miedo pero era su única solución en ese momento.

Dudó en tocar la puerta pero finalmente se decidió en hacerlo.

Esperaba que la acogieran bien.

our last look (George Weasley)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora