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Narrador omnisciente:
Joyce se miró en el espejo, lista para empezar a trabajar de nuevo.

Cerró los ojos pues no iba a ser fácil volver a incorporarse entre todos ha que había estado ausente algunos días.

Fue cuando sintió las manos de George pasar hacia su abdomen y dejarle un beso en el cuello.
-Preparada?- le preguntó a lo que ella sonrió para asentir.

Joyce, decidida pisó San Mungo y recibió las mismas vibras que había recibido el primer día que fue en busca del trabajo.
-Doctora! Ha vuelto!- le dijo la señora de recepción.- La hemos extrañado, va todo bien?

-Si, problemas personales, pero ahora estoy aquí para seguir. No es así?- dijo con una sonrisa.- Que tenemos hoy para mi?- preguntó con positivismo.

Cuando leyó donde tenía que ir, se apresuró lo máximo posible. En su ausencia, había habido un suplente pero no era lo mismo.

Nunca era lo mismo con un suplente.

Cuando entró en la habitación de Rossie se maldijo así misma al ver la señora en tan mal estado.
-Doctora! Ha venido!- dijo con una sonrisa.

Joyce cerró la puerta y miró a la señora la cual ya no podía respirar por si misma, tenía vías conectadas y supervisión maxima.
-Lo siento tanto por haber tenido que irme, he tenido algunas complicaciones pero estoy aquí para estar con usted si?- dijo tomándole la mano intentando transmitirle tranquilidad.

La señora la miró con una sonrisa.
-El joven Weasley se ha dado cuenta?- preguntó a lo que ella frunció el ceño.

-Lo conoce? Digo quién? Hay demasiados Weasleys...- dijo ella con una sonrisa.
-El alto, que viene siempre a mi café... oh mi cafetería...- dijo con una sonrisa.

Joyce se dio cuenta entonces que la cafetería the attendant había estado cerrada hace mucho tiempo, podía ser ella la dueña?
-George?- preguntó a lo que ella asintió.

-Venia siempre por las mañanas, pero siempre era para ver a una chica por la ventana.- siguió diciendo a lo que Joyce se sonrojó.- Eras tú, lo he sabido siempre.

Joyce no sabía que decir, era realmente increíble que esa mujer supiera tanto y le hacía feliz que no hubiera perdido el toque de felicidad.

Muchas personas se rendían fácilmente si estuvieran en la situación de Rossie.
-Rossie, que le parece que le vaya a preparar una nueva dieta de comida y almorcemos juntas?- preguntó a lo que la señora asintió contenta.

-Me encantaría! Aquí nadie me hace compañía, mi marido murió hace años y mi hijo nunca viene a visitarme, sabes que el prefiere el mundo muggle?- preguntó a lo que Joyce negó.

-Bueno, ahora estoy yo con usted. Espéreme unos minutos y volveré con la comida.- dijo para salir de la habitación.

La chica sentía un vacío en su estómago, escuchar hablar a la señora sin duda era muy duro, pero si ella era fuerte, Joyce tendría que serlo más.

Al girar la primera a esquina se chocó con alguien.
-Disculpa.- dijo la chica a lo que la otra persona la miró sorprendida.- Oh...

-Joyce.- dijo nada más que Alicia Spinnet.- Vaya... que encuentro sin duda nada incómodo.

Joyce iba a decirle algo pero sintió como la chica la abrazaba con fuerza.
-Me he enterado de lo que te pasó, realmente eres muy fuerte y espero que todo haya pasado y quedado en el pasado.- dijo con una sonrisa... sincera?

-Wow, esto... claro pero como te has enterado?- le preguntó a lo que ella iba a responder pero miró detrás de la chica.

-Te estaba buscando por todas partes!- dijo la chica para acercarse a Connor y darle un beso en los labios dejando a Joyce más confundida aún.

-Vosotros...oh, tiene sentido.- dijo la chica ahora entendiendo todo.- Wow, vaya esto no me lo esperaba.

Connor miró a Joyce.
-Me alegra que te encuentres mejor, como lo llevas?- precinto a lo que Joyce solo asintió.

-Ha sido complicado... pero la vida sigue así que... un momento, puedo preguntar como os conocisteis?- dijo a lo que ellos rieron.

-Resulta que después de que George me rechazara, me quedé por fuera de las cafeterías para... espiarlo, sin embargo, me tropecé con Connor que casualmente te estaba espiando a ti.- dijo con una sonrisa Alicia.

-En mi defensa te estaba vigilando pero si, básicamente si.- aclaró el castaño.

-Eso tiene más sentido...oye me encantaría quedarme a hablar pero tengo trabajo así que si queréis un día podríamos quedar...- dijo a lo que ellos asintieron aceptando la oferta.- Perfecto! Ya nos veremos!

Cuando Joyce entró en su despacho casi corriendo pues había perdido tiempo y le había prometido a Rossie estar, empezó a crear un nuevo menú para la señora adaptándose a lo que podía comer y lo que no.

De repente sintió como algo caía del suelo. Eran gotas... de sangre? Qué raro pensó.

La chica miró al techo y pegó un grito ahogado apartándose de su escritorio y llevándose una mano a su boca.

Había un puerco espín clavado con una daga en el techo. Un maldito puerco espín. Como era posible!?

Tenía sentido después de todo pues el patronus de la chica era ese animal, pero quién haría algo así?

-Joyce tranquila, todo esta bien. Todo está bien. Nadie puede hacerte daño.- dijo intentando calmar su respiración.- Todo esta bien y nadie está intentando hacerte daño.

La chica, que estaba tocando la pared con la espalda, empezó a no tener fuerza para sostenerse a sí misma, dejó caerse por completo al suelo.

Su respiración cada vez era más entrecortada por lo que empezó a faltarle el aire y a marearse.

Estaba teniendo un ataque de ansiedad.

George quién había decidido traerle algo de comer para acompañarla y no tener que estar sola todo el día, tocó la puerta para abrirla y encontrarse con ese desastre.

-Joyce?- preguntó preocupado.

Al entrar vio a la chica y dejó la comida en la mesa ahora acercarse a ella asustado.
-Que ha pasado? Joyce, que ha pasado?- preguntó este haciendo que la chica le señalara el techo.

El pelirrojo miró donde ella señalaba y frunció el ceño. A que estaba señalando? Al techo? Por qué se ponía así?

Decidió centrarse en que la chica estaba sufriendo un ataque de ansiedad y la miró.
-Escúchame, tienes que tranquilizarte, por favor.- dijo a lo que ella negó.

-No, puedo, George- no respiro.- dijo ella empezando a llorar y a entrar en pánico.

El pelirrojo no sabía cómo calmarla y recordó lo que hacía su madre cuando el era pequeño.

-Sabes, siempre he querido ver un elefante morado.- dijo a lo que ella lo miró extrañada.- Si, y el otro día no te lo conté pero vi a un cocodrilo montar en bicicleta...- dijo haciendo que ella lo mirara raro sin embargo se empezara a reír.

-Qué?- preguntó algo confusa calmando su respiración. al o que George la abrazó.
-Tienes la sonrisa más bonita que haya visto nunca, te lo había dicho?- preguntó el finalmente.

Y sin que Joyce se diera cuenta, George había parado su ataque de ansiedad.

our last look (George Weasley)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora