capitulo 1

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Odio al maestro de literatura, es un arrogante, pedante, mujeriego, y por si fuera poco era sínico. Todo le día estaba rodeado de jóvenes alumnas preocupadas ocasionalmente por su calificación del final bimestral mientras el amablemente las atendía... como cualquier buen maestro.

-Emma ¡apresúrate! Vamos a llegar tarde y siempre nos dejan afuera. ¡usa esas piernas que dios te dio y muévete!- me gritaba Sam una de mis mejores amigas, tenía razón, siempre llegábamos tarde, pero no exclusivamente era mi culpa... la mayoría del tiempo

-¡Ya voy Sam!.... queridísima Sam- dije alcanzándola en las escaleras -tienes que llevártela suave- en ese momento se detuvo y comenzó a reírse descontroladamente

-Si no la controlas, no la consumas- dijo haciendo referencia a una frase que habíamos sacado hace días. Me reí frenéticamente deteniéndome en las escaleras para poder tomar aire

-¿Qué clase tenemos?- le pregunte calmada

-Creo que literatura- me contesto al mismo tiempo en el que me volteaba a ver- ¡Aaash!- dijimos al unísono, pues esa clase la impartía Charlie.

Estaba muy concentrada en hacer mi ensayo de forma correcta, el profesor era joven, pero muy estricto, lo termine me puse de pie y camine para entregárselo lo tomo y comenzó a leerlo, así que camine de vuelta y tome asiento.

Pasaron unos 20 minutos y casi toda la clase ya había terminado el ensayo, y por supuesto ya había clasificado los trabajos entre mediocres, pasables y buenos.

-Muy bien clase, debo decirles que como siempre, sus trabajos me han dejado con ganas de llegar al clímax literario, y como ya he repetido, siempre me revientan esa nube y caigo en la inmensa melancolía de la fascinante verdad- dijo sentándose en su escritorio - No todos son malos, señorita Emma ha hecho usted un trabajo totalmente fenomenal, me dejaron en completo estado de perplejidad la manera tan adecuada que tiene usted de escribir... Bien hecho señorita Johnson- dijo sonriéndome, muchas chicas del salón suspiraron. Yo solo me limite a sostenerle la mirada. En verdad no quería hablar y mucho menos sonreírle. El timbre sonó y todos comenzaron a despejar el salón, Sam se había ido antes, ya que estaba muy ocupada con un proyecto nuevo de la escuela y como siempre fui la última en salir de clases.

Me disponía a tomar mi mochila y salir del aula cuando el profesor me llamo, seguía sentado en s escritorio, así que tuve que acercarme hacia el

-Mande profesor- dije posicionada frente a el

-Emma tienes una muy buena forma de escribir, es auténtica, me divierte mucho leerte porque no lo haces todo objetivo, lo haces especial y emotivo. Me gusta la forma en que escribes- repitió con una sonrisa estúpida de vanidad

-Gracias profesor, es usted muy amable- me limite a decir. Tome mis cosas y salí del salón de clases.

Encontré a Sam sentada en una banca cerca del jardín central, me senté a su lado.

-Sam enserio, nunca vuelvas a dejarme sola con ese maestro- le dije tapando mi rostro con mis manos.

-¿con Charlie?-

-Sí, cuando tu estas ni siquiera me mira, tienes que estar con migo más tiempo, aparte que Alison todavía no regresa de sus vacaciones y tardara aun 3 semanas más... ¡No lo soporto!- dije tomándome el cabello con ansiedad. Sam soltó unas risitas casi inaudibles, luego me miro y sonrió con nerviosismo.

-Huuuum.... Emma creo que tendrás que soportar al profesor por un poco de tiempo más, sola-

-¿¡A que te refieres?!- pregunte llena de pánico

-El concurso del proyecto escolar, no será aquí... será en Chicago dentro de 2 semanas y media para concursar- dijo tomando una gran bocanada de aire

La última carta de CharlieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora