Capítulo 5: Henry dice

1.7K 181 38
                                    

Estaba en tantos problemas. Me senté en uno de los bancos de la cocina, con mis manos sobre el mesón y un vaso de jugo de manzana. Me di cuenta que había manzanas en un tazón, manzanas bordadas en las puntas de las toallas de cocina, manzanas en el delantal, su trasero perfecto era como una redonda y jugosa manzana.

¡Por Dios, en qué rayos estoy pensando!

—¿Se puede saber en qué estás pensando?

—En ti. —Contesté sin pensar—. No, quiero decir, sí. En realidad no, no estoy pensando en ti en absoluto.

Se cruzó de brazos. Estaba enojada. No es que no tuviera razón suficiente para estar enojada conmigo, pero aun así a veces quisiera que pudiéramos resolver las cosas como dos personas adultas y civilizadas.

—No lo hice a propósito. No es mi culpa que estuvieras desnuda. ¿Por qué estabas desnuda en primer lugar?

—Estaba en mi casa, en mi cuarto, y acababa de tomar una ducha.

—Sí, pero no tenías por qué estar desnuda en tu cuarto, pudiste haberte vestido en el baño o en tu armario, he visto el tamaño, ese lugar es enorme.

—Ese no es el punto. —Dijo enojada—. La puerta estaba cerrada, incluso Henry sabe que debe tocar antes de entrar.

—Toqué.

—¿Y no se te ocurrió esperar que yo contestara? No te autoricé entrar a mi habitación.

—Ok. Lo siento. No volverá a pasar.

—Por supuesto que no. La próxima vez no me va a importar lanzarte una bola de fuego directo a la cabeza.

La miré con atención. Llevaba un sweater celeste y un pantalón blanco demasiado apretado. Un fugaz pensamiento hizo desaparecer mis miedos.

—¿Por qué estabas desnuda?

—¿Perdón?

—Toqué la puerta, entré y no me convertiste en un sapo o una cucaracha. Incluso podías haber hecho poof y mágicamente vestirte. Querías que te viera desnuda ¿no es así?

—Esto es increíble. No puedo creer que esté teniendo esta conversación.

—Tengo suficientes motivos para dudar de ti.

—No debiste entrar en mi habitación. Eres una idiota mal educada y no tienes ningún respeto por mí. Entraste abusivamente y te quedaste allí parada observándome...

—Sí, sí, ya entendí, soy una pervertida, pero te agradecería que dejaras de exponerte ante mí mientras Henry y yo estemos aquí.

Apretó las manos con tanta fuerza que sus nudillos se pusieron blancos. Algo me decía que la única razón por la que no me había prendido fuego aún era por Henry.

—Ok. Lo siento. No voy a molestarte nunca más. Lo prometo —dije en un intento de calmar su enojo.

—Tus promesas no tienen ninguna validez para mí. Solo tolero tu frustrante presencia por amor a Henry.

—Quería disculparme contigo.

—¿Por qué razón harías tal cosa?

—Henry me lo pidió.

—Por supuesto. No tienes que hacerlo, solo dile que lo hiciste y él seguro te creerá.

No me gustó la forma en que habló conmigo, prefería verla enojada en lugar de esa versión indescifrable que acababa de ver, me hizo sentir como si estuviera decepcionándola de algún modo, y no tenía idea de por qué.

Not in a sexual wayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora