Capítulo 3: Solo el comienzo

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El camino hasta su casa fue un camino directo a una nueva realidad, del pasado al presente, del bosque horrible a una casa de lujo, el cansancio que sentía era tanto que hice todo de forma mecánica y en modo zombi, dejándome arrastrar por la mano de mi hijo que también llevaba a su otra madre hacia un destino impredecible. Ninguno dijo nada, ni siquiera cuando entramos a casa, Henry corrió a su cuarto y Regina me guio hasta el cuarto de visitas.

—Oh Dios... ¡Oh Dios esto es increíble! ¿Dónde has estado toda mi vida?

—¿Qué se supone estás haciendo?

—Es mía, dijiste que era mía —Contesté de inmediato a Regina.

—Debe estar llena de polvo, levántate para poder cambiar las sábanas.

—Tonterías. Es la cama más perfecta del mundo. Ni siquiera me importa si mataste patitos bebés para rellenar el colchón y las almohadas de plumas.

—Fueron cisnes molestos con mal sentido de la moda.

—Yo también te quiero nena. Ven aquí y hagamos oficial nuestro matrimonio.

—Debes estar feliz de estar en mi casa y cumplir tu sueño dorado de jugar a la casita conmigo.

—Solo estará cumplido si usas pijamas de seda para dormir, lo haces ¿cierto? —Me burlé un poco—. Qué puedo decir, soy una chica exigente. ¡Ahhh!

Recibir un almohadazo en la cara no es tan divertido como se ve en las películas, y duele.

—Ve a darte un baño, ponte lo que sea que hayas traído en ese bolso tuyo, y pon en una bolsa de basura lo que traes puesto. Arreglaré las cosas aquí y me daré un baño rápido para que podamos meter a Henry en la cama.

—Lo que ordenes princesa.

¿En qué me había metido?

No voy a contestarme, no lo haré, será como unas vacaciones en un hotel de lujo, seguro que la nota que dejé en el departamento será más que suficiente para que mis recién adquiridos padres entiendan la nueva situación... la cual es bastante simple. Soy una madre que comparte un niño con otra madre, con la cual obviamente no tengo ningún tipo de relación. Eso es todo.

—Hey chico. ¿Alcanzaste a darte un baño con agua caliente?

—Siempre tenemos agua caliente.

—Por supuesto. —Me dejé caer en la pequeña cama junto a Henry haciéndolo rebotar un poco.

—Quizá puedas ayudar a Emma un poco con las reglas ¿qué dices?

—Está bien mamá.

Sonreí al ver a Regina en un pijama de dos piezas, totalmente de seda, de color gris y pantuflas blancas, se estaba volviendo costumbre verla sin maquillaje, quizá una de las razones por las cuales mi lengua ha dejado de enredarse, es evidente que nos hemos relajado lo suficiente.

—¿Estás listo para acostarte chico?

—Sí.

Imité los mismos movimientos de Regina, las cobijas apretadas pero no lo suficiente como para impedirle respirar.

—Dulces sueños mi principito.

—Que duermas bien chico.

No se sintió incómodo el momento, y Henry no pareció tener que decir algo al respecto, así que lo dejamos solo en la habitación y nos dijimos buenas noches, como las personas adultas y civilizadas que somos.

XXXSQXXX

—Maldición.

Mi cuerpo entero chocó contra la también suave alfombra, la casa entera está hecha de nubes. No creo haber estado soñando nada, pero seguro estaba teniendo el mejor descanso de toda mi vida, caerme de la cama era sumamente propio de mí, nada en mi vida puede ser del todo perfecto. Volví a escuchar un susurro y entonces recordé lo que me despertó.

Not in a sexual wayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora