Capítulo 2: El regreso a casa

2K 197 28
                                    

El regreso a casa parecía transcurrir sin problemas, los últimos momentos en aquél lugar fueron como un subidón de adrenalina en una montaña rusa, estaba esperando con ansias poder darme un largo baño y dormir un poco.

—Emma, cariño ¿quieres un poco de comida?

—No. Estoy bien. Iré a ver si Regina o Henry quieren algo.

—Los dos están bien. Regina está asegurándose que Henry duerma un poco.

Sé que Mary Margaret tenía razón, pero de todos modos fui con ellos. Era como quitarme toneladas de ladrillos de encima, y por lo visto Regina se sentía igual, sonreí al verla tocar el pecho de Henry para asegurarse que estaba respirando.

—¿Estás bien?

—No quiso comer, dijo que no tenía hambre, pero al menos se durmió. —Contestó sin mirarme, totalmente enfocada en él.

—Sé que él está bien, pregunté si tú lo estás.

—Claro que sí.

—¿En serio?

Giró hacia mí, caminó y se arrimó en el marco de la puerta junto conmigo.

—¿Tú estás bien?

—Acabas de ser súper mamá y salvar a todos, no quiero llegar a tierra firme y tener que ir directo a la sala de urgencias.

—Soy más fuerte de lo que crees, eso no ha sido nada. Tú en cambio has tenido tu propia batalla emocional.

—Sí, bueno... me he quedado con las ganas de golpear a alguien.

—No sé si sea buena idea aconsejarte golpear a tu madre pero se siente muy bien.

—Lo tendré en cuenta por si acaso... y si necesitas ayuda deshaciéndote de esa hada molesta no dudes en decírmelo.

—¿Tink? —Sonrió—. Hemos superado nuestras diferencias.

—¿Tan rápido y fácil?

—Puede que deba compensarla por haberle tocado la mala suerte de ser mi hada madrina.

—Eres la envidia de por lo menos la mitad de los niños del mundo... y estoy segura que no le debes nada. No dejes que se aproveche de ti ¿ok?

—¿Aprovecharse? Entiendo... esto es parte de tu encanto natural y tus vagos intentos por conquistarme.

—Claro que no.

¡Qué diablos! ¿Es que no podemos tener una simple conversación en la que no se burle de mí?

—Debo repetirte que no soy una damisela en apuros o un pirata sin mano necesitada de amor.

—Si lo dices por el beso, eso solo fue porque... quería agradecerle y un poco quitármelo de encima, ya sabes, quizá ahora me deje en paz.

—Olvidaba que todos los hombres caen rendidos de amor a tus pies.

—¡Oh vamos! ¿Vas a celarme otra vez?

—Nunca he celado a nadie en mi vida, no voy a empezar ahora, mucho menos contigo.

—Si claro, porque no lo has hecho nunca en todo el tiempo que llevamos de conocernos ¿no es así? Estoy segura que incluso has soñado conmigo.

—¿Has soñado conmigo señorita Swan? —Dijo en el tono más jodidamente sexual que pudo, y lo hizo por completo a propósito, no iba a dejarla a ganar.

—¿Cuenta como un sueño si los tuve estando despierta? —Sonreí vencedora, no iba poder responder a eso por muy inteligente que sea.

—¿Qué sueños has estado teniendo Emma? —Preguntó Mary Margaret cumpliendo jodidamente su papel tardío de madre.

Not in a sexual wayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora