Capítulo 13: Adiós escarabajo adiós

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Se sentía tan bien, tan suave.

Hacía frío. Me abracé a la almohada y enredé mis piernas en ella... Excepto que no era una almohada, era un cuerpo cálido con senos suaves y redondos, pero mi mente adormilada tardó en ser consciente de ello, me sumergí aún más en la comodidad del cuerpo cálido entre mis brazos, besé su cuello y apreté su seno perfecto. Siempre me habían gustado los senos.

—Mmmm —Escuché un gemido que no era mío.

Mis ojos se abrieron, el sueño se disipó de mi mente y... ¡Qué demonios!

Estaba abrazando a Regina por la espalda y mis manos estaban tocándola. ¿Cómo diablos llegó mi mano debajo de la blusa de su pijama?

Solo estoy tocando su estómago. No es para tanto, me dije en mi mente para tranquilizarme; no hay por qué entrar en pánico, a duras penas y le he dado un pequeño apretoncito a su seno. Quité mis manos y rodé en la cama lejos de ella, tan lejos que caí en el piso.

—¿Qué estás haciendo?

Un montón de mechones marrones caían desordenados por su rostro, mientras asomaba la cabeza fuera de la cama para verme tirada en el piso.

—¿Por qué estás en el suelo? —Preguntó somnolienta.

—¿Por qué tienes que ser tan malditamente adorable?

—¿Qué?

¿Dije eso en voz alta? ¡Dije eso en voz alta!

—Me caí. Tuve una pesadilla. —Me levanté rápidamente.

—¿Qué soñaste? —Bostezó y estiró todo su cuerpo perezosamente en la cama. No parecía haberse dado cuenta de lo que dije y si lo hizo no le dio importancia.

—Con nada.

—Me alegra que estén despiertas —Sarah entró en la habitación sin anunciarse. Estaba por completo vestida y solo eran... cuarto para las siete, leí en el reloj de la mesita de noche—. Tienen diez minutos para vestirse y recoger sus cosas.

—¿Qué? ¿Por qué?

—Vamos. Arriba. —Sacó a Regina de la cama y la empujó hacia el baño—. Tenemos que salir de aquí cuanto antes. Tengo un plan.

XXXSQXXX

Hicimos lo que Sarah nos dijo. Ella y Henry estaban afuera, guardando las maletas en una minivan plateada, una Ford Windstar del año 1999, lucía exactamente igual como la recuerdo.

—¿Qué es todo esto? —Preguntó Regina acercándose a ellos. Henry tomó la maleta de sus manos y también la guardó.

—Tengo un viejo amigo, él va ayudarnos para que no puedan rastrearlos mágicamente. Hablé con él, y dijo que podemos pasar recogiendo las pociones. —Dijo Sarah emocionada.

—¿Un amigo mágico? —No debería ni preguntar.

—Sarah tiene una casa en Minnesota y podemos quedarnos con ella. Nunca hemos estado en Minnesota —dijo Henry.

Yo sí, y ni siquiera me gustaba.

—Henry, no podemos abusar de la hospitalidad de Sarah.

—No es ninguna molestia, cariño —Sarah se acercó y frotó cariñosamente la espalda de Regina—, y no es como si voy a dejarlas abandonadas a su suerte. Somos familia.

Regina me miró, sus ojos cuestionaban mi opinión.

—Parece un buen plan. —Dije. No es como si tuviéramos más opciones.

—Excelente. Debemos apurarnos, hay que vender tu auto...

—¿Mi auto? ¿Mi escarabajo amarillo?

Not in a sexual wayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora