Capítulo 36: Tradiciones

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REGINA

Al despertar, después de una de las mejores noches de toda mi vida, con ganas de llenar mi estómago vacío y volver a dormir para que mi cuerpo pudiera recuperar la energía perdida, completamente segura que Emma no dejaría mi lado jamás, lo último que pasó por mi mente fue la propuesta pendiente de matrimonio. Había pensado tanto tiempo en ello, esperando que Emma dijera lo que tanto deseaba escuchar; estaba segura que diría que sí, y mi corazón volvió mil veces al día en que Daniel me pidió matrimonio, nada más importó que la sola idea de pasar mi vida a su lado, era exactamente lo que Emma me hacía sentir; pero entre todos mis pensamientos y fantasías infantiles, el anillo de la mujer que odiaba y que me odiaba no estaba incluido. Apreté mis manos con tanta fuerza porque inconscientemente fue lo único que pude hacer para alejarme de esa roca verde infernal.

—Regina... lo siento tanto. No sé en qué estaba pensando. Sabía que era una horrible idea —dijo Emma rápidamente, entrando visiblemente en pánico—. No sé... no sé por qué pensé que sería una buena idea... es el anillo de mi madre, y tú la odias y ella te odia. Soy una idiota —cerró la caja con nerviosismo.

Quise decir algo, pero las palabras simplemente no salieron de mi boca.

—Olvida todo esto. Voy a comprar un anillo, un anillo perfecto y haré una mejor propuesta. Solo, solo olvida que soy una idiota incapaz de hacer algo bien.

No, no lo era, aunque en cierto sentido sí era una idiota por pensar que darme el anillo de su madre era una buena idea. Lo peor de todo es que seguí sin poder abrir la boca y expresar mis pensamientos o sentimientos. No me sentía nada bien.

—¿No vas a decir nada? —Me miró expectante—. Aunque sea dime que me odias pero di algo.

Ella suspiró apesadumbrada y yo respiré hondo.

—Lo siento, de verdad... —dejó de mirarme y se concentró en la caja con el anillo que tenía dando vueltas en las manos—. Tú me diste tu anillo... y yo no tenía nada bonito o importante para darte... hay una película sobre un anillo, casi siempre hay una película con un anillo de tradición, pero en esta cuando él lleva su novia a casa, su mamá no le quiere dar el anillo porque todos en su familia piensan que la chica no es la indicada para él.

—¿Y luego cambian de opinión? —Logré preguntar al fin.

—No. —Levantó la cabeza y me miró a los ojos—. La chica llama a su hermana para que la ayude y el idiota termina dejándola por su hermana, y todos creen que ella sí es la correcta para él y le dan el anillo.

—Es una horrible analogía.

—No lo es. La película es horrible, él debió quedarse con Sarah Jessica Parker y su familia debió darse cuenta que ella era la indicada. Tú eres la indicada para mí, Regina —me miró un segundo más y volvió a bajar la cabeza, su voz se convirtió casi en un susurro—. El problema es que no tengo ninguna tradición que compartir contigo, no tengo una casa donde crecí a la cuál llevarte... no tengo nada realmente mío.

Sentí mi corazón romperse y un frío apoderarse de mi interior. Nunca antes me sentí más culpable que en ese preciso momento, de todas las cosas horribles que había hecho tuve que estrellarme contra las consecuencias de haber destruido la vida de Emma.

—Dame el anillo.

—¿Qué?

—Esta es tu tradición. Ese anillo es parte de quién eres, estaba destinado para que un día sea tuyo.

—No —dijo mirándome como si estuviese loca.

—Claro que sí. No voy a quitarte esto.

—No voy a obligarte a llevar un anillo que odias.

Not in a sexual wayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora