Capítulo 47: Déjà vu

1K 79 12
                                    

EMMA

—Henry ve a la habitación con tu madre, está al final del pasillo, no le digas nada ¿ok?

—¿Ella está bien?

—Lo está. Si pregunta, David te trajo.

Observé a Henry correr a la habitación de su madre y fue entonces cuando toda la amabilidad se me terminó.

—¿Qué demonios estás haciendo aquí? ¿Cómo nos encontraste? —dije entre dientes para no gritar—. ¿Tu padre está aquí?

—No tengo que darte explicaciones.

—¿Está aquí?

—¡No! —gritó molesto—. Pero te aseguro que muy pronto sabrás de él.

—No hablaremos aquí —lo empujé prácticamente, en lugar de tomar el ascensor fuimos por las escaleras hasta llegar a la parte trasera de la clínica.

—¿De qué se supone que vamos a hablar? ¡Me abandonaste! Me dejaste en el Bosque Encantado sin siquiera advertirme sobre lo que estaba pasando.

—¡¿Estás hablando en serio?! ¡¿Estás hablando jodidamente en serio?!

—De no ser porque mi padre se negó a ayudar al Hada Azul ella jamás me habría ayudado otra vez.

—¿Fue ella quien te convirtió en un adulto?

—¡Sí! ¡Ni siquiera te molestaste en decirme la verdad! —Gritó furioso.

—No tienes nada que reclamar. Secuestraste a Regina.

—Te libré de la Reina Malvada para ayudarte y lo hice porque tus padres me lo pidieron. Intenté ayudarte y mira cómo me pagas.

—¡Vete al diablo! ¡Nunca me has ayudado! ¡Me abandonaste y enviaste a la cárcel!

—¡Para que cumplieras tu destino!

—¡Eso es una mierda y lo sabes! ¿Cuándo vas a asumir tu responsabilidad? Ser un niño es lo que mejor te va porque nunca has asumido nada, eres un maldito cobarde igual que tu padre.

Eso pareció golpearlo más que cualquier otra cosa, su enojo se evaporó lo suficiente para calmarse.

—Sin importar lo que digas no me merecía que me dejaras a mi suerte, soy el padre de Henry, merecía un mínimo de consideración.

—¿Cómo me encontraste? —pregunté ignorando sus estupideces.

—¿Sería difícil para ti? Solo tuve que buscar a Henry y listo. Mi padre debe haber hecho lo mismo y ya que soy un cobarde estaré encantado de dejarte entre las piernas de esa bruja mientras te quitan esa cosa que está por nacer.

—¿De qué diablos estás hablando? —Lo agarré de la camiseta y lo estrellé contra la pared—. ¡Dime! —Lo golpeé una vez más contra la pared y no solté mi agarre en él—. ¿Qué es lo que tu padre va a hacer?

—¡No tengo por qué decirte nada!

—Voy a arrancarte cada palabra de la boca si tengo que hacerlo.

Un fuerte ruido se escuchó sobre nuestras cabezas. Los dos miramos en la misma dirección y vimos las farolas de la clínica encenderse y explotar.

—Es cierto... tu magia funciona aquí. —Parecía casi confundido pero al mismo tiempo como si al fin pudiese ver toda la verdad ante sus ojos.

—¿Por qué estás aquí? ¿Estás con él?

—Claro que no.

—Al venir aquí sabías que él te seguiría, lo guiaste a nosotros.

Not in a sexual wayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora