Capítulo 54: El regalo Parte 2

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Normalmente cuando visitamos a mis padres solemos llenar todo el carro, sea el mío o el de Regina parecía quedarse sin espacio con la cantidad de cosas que llevábamos, que en lugar de parecer que íbamos a pasar el día la gente diría que los visitábamos semanas enteras, así que me pareció muy normal que Regina me hiciera cargar un montón de cosas.

Mi madre estaba muy feliz con sus regalos y poder tener un cumpleaños feliz en el que no se sintiera triste por la muerte de su madre, su obsequio favorito fue el que Henry y Charlotte hicieron para ella, un bonito portarretrato hecho a mano y que tenía una foto de los dos con sus abuelos, se había vuelto parte de la tradición que todos tengamos uno de esos.

Después de comer una segunda ronda de pastel con una taza de chocolate caliente, Regina insistió en darle un baño a Charlotte y prepararla para su siesta, no era extraño quedarnos hasta tarde y ponerla a dormir en el cuarto de mis padres, sin embargo, en esta ocasión fue diferente, ella no paraba de darles instrucciones sobre toda su rutina, la importancia de tener cerca su manta favorita, su canción y en casos especiales cómo calentar su biberón a baño maría en lugar de meterlo al microondas.

También explicó con sumo detalle la rutina de nuestra hija al despertar, Henry no dejaba de reírse y eso encendió un poco mis alarmas, ellos estaban ocultándome algo, pero preferí guardar silencio y esperar hasta llegar a la casa para preguntar.

—No me gusta dejarla llorar, pero tampoco levantarla enseguida, a veces suele despertarse y volver a dormir un poco más. No le gustan las mañanas, lo primero que hay que hacer es alimentarla, le gusta tomar el seno, pero estamos dándole también biberón porque dejaré de amamantarla al cumplir el año.

—Mis padres lo tienen claro, nena.

—Supongo que estarán preguntándose porque les estoy explicando todo esto.

—Nos gusta saber todo de nuestra nieta —dijo David—, si en algún momento necesitan que la cuidemos estaremos encantados.

—Por supuesto que sí —dijo mi madre—. Sabemos que es pequeña aún, pero la adoramos y cuentas con nosotros.

—Emma te compró el regalo y te dijo que era de las dos, y lo es —dijo paseando a Charlotte en medio de la sala mientras nosotros la escuchábamos atentos—, pero creo que mi regalo va a gustarles mucho más.

—¿Qué regalo? —preguntó mi madre.

—Dijiste que ahora disfrutabas celebrar tu cumpleaños, y realmente deseo que este día no sea uno más de nuestros días difíciles de olvidar, sé que nunca olvidaremos del todo nuestro pasado, pero creo que es importante que sigamos haciendo buenos recuerdos, así que pensé que les gustaría que Henry y Charlotte se quedaran a dormir esta noche con ustedes.

Sabía mejor que nadie que no todos los días mis padres y la mujer que amo se llevaban de la mejor manera, y también sé el gran esfuerzo que han puesto de su parte para que todos seamos una familia amorosa. No tenía idea cómo fue la infancia de Henry, solo podía imaginarlo y estar agradecida por haberlo recuperado, ser parte de su vida y finalmente convertirme en su madre, y así como yo tenía mis fantasmas Regina también tenía los suyos, por eso comprendía su necesidad de tener a Charlotte siempre cerca y su lucha constante por simplemente ser feliz.

—Oh Regina, es el mejor regalo —dijo mi madre emocionada, se levantó y besó la cabecita de Charlotte—. Te prometo que la cuidaremos igual que a Henry, sabes que somos capaces de dar nuestra vida por ellos.

—Lo sé. Sé lo mucho que los aman. Igual si no se duerme y no deja llorar, nos llaman y vendremos de inmediato.

—Nos quedaremos despiertos con ella toda la noche de ser necesario —dijo David igual de emocionado.

Not in a sexual wayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora