Capítulo 33: Enojarse el tiempo suficiente

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Caí torpemente sobre un montón de monte, unas cuantas hojitas incluso terminaron en mi boca, y de no ser porque la tierra era blanda seguramente me habría fracturado una muñeca o la rodilla. A diferencia de mí, cuando volteé mi cabeza hacia un lado y al otro, todos los demás estaban de pie observando el gran bosque en el que estábamos.

—¿Seguimos en el Bosque Encantado? —pregunté un poco confundida.

Regina se arrodilló junto a mí y retiró algunas hojitas de mi cabello.

—No. Estamos en Storybrooke —dijo acariciando mi mejilla y dándome una de esas sonrisas que casi logran hacerme olvidar que debo estar por lo menos un día completo enojada con ella.

Puse las manos en el suelo y me impulsé con fuerza para ponerme de pie. Sacudí mi ropa y mis manos, y Regina volvió a acomodar mi cabello. Ella lucía perfecta.

—¿Por qué seguimos con nuestras ropas del Bosque Encantado? ¿No deberíamos haberlas cambiado al saltar en el portal?

—No es así como funciona la magia.

—¡Oh por Dios! ¡Estamos en Storybrooke! ¡Estamos en Storybrooke, David! —Gritó Mary Margaret horrorizada.

—Yo no estaría tan seguro de eso... esto... esto no es como el bosque que solíamos conocer —dijo David, y la verdad es que a mí también me parecía todo muy diferente.

—¿Nuestra casa sigue aquí, mamá? —Preguntó Henry.

—No, cariño. Nuestra casa ya no está aquí.

—¡Eso no puede ser! ¿Qué vamos a hacer ahora? ¡Tendremos que volver al Bosque Encantado! —Mary Margaret parecía estar perdiendo la cabeza.

—¡Alto! Si vinieron solo para convencerme de regresar bien pueden volver ustedes solos ahora mismo.

—Eso no es lo que tu madre quiso decir. Storybrooke no está aquí. No existe.

—Claro que existe, solo tenemos que salir del bosque, llegar a la carretera y caminar hasta la casa. —Fue precisamente eso lo que hice, caminé, caminé y caminé; con Henry corriendo a mi lado para mantenerme el paso y Regina llamando mi nombre un par de veces para que me detenga—. Ven. Aquí está la carretera —dije casi sin aliento—, y el... el letrero debe estar más adelante o más atrás... debe estar por aquí.

Sarah sostuvo a Henry, sobando su hombro en un gesto calmante. Mis padres, los únicos que decidieron venir con nosotros, se apoyaron entre ellos; Regina quería que Tink viniera pero no logró convencerla, el hada prefirió quedarse y ayudar a las demás hadas a restablecer el orden, nadie sabía dónde estaba el Hada Azul pero sin que los enanos le dieran polvo de hadas no podía hacer mucho. Nosotros íbamos a comenzar nuestras vidas en nuestro hogar.

—Estamos en Storybrooke, solo debemos caminar a casa, ¿por qué nadie está caminando a casa?

—Storybrooke no existe —dijo Regina acercándose a mí.

—Claro que existe, estamos aquí. Tu casa debe estar más adelante, me vas a dejar quedarme contigo ¿cierto?

—Por supuesto —acarició mis mejillas y me regaló su preciosa sonrisa solo para mí—, mi casa siempre será la tuya, pero nuestro hogar no está más aquí. La maldición de Rumple borró Storybrooke.

—No.

—Este es el lugar donde mi maldición creó Storybrooke, pero la ciudad ya no está aquí.

—¿Cómo iremos a una casa que no existe? —Sentí las lágrimas resbalando por mis mejillas y los suaves pulgares de Regina secándolas.

—Conseguiremos una nueva casa. ¿Recuerdas los planes que hicimos cuando estuvimos en casa de Sarah?

Not in a sexual wayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora