Episode VI

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Los gritos de alegría de los amigos y de la recientemente rescatada princesa Leia resonaron en la ahora pequeñísima sala.

Las paredes habían parado. A un escaso metro una de la otra, casi aplastándolos y dejándolos con muy poco espacio para moverse, pero vivos. ¡Vivos! 3PO y R2 lo habían logrado. Los habían salvado.

Amber río con sonoras carcajadas de alegría pura y se lanzó a abrazar a Han con todas sus fuerzas. ¡Él estaba bien! ¡Estaban a salvo y juntos!

El castaño la abrazó efusivamente con la misma fuerza, gritando y riendo a carcajadas. ¡Benditos androides! ¡Su Amber estaba bien! ¡Los habían salvado!

-¡Estamos bien! ¡Lo lograste C3PO! - felicitó Luke feliz a través del radio.

Amber y Han se separaron de su abrazo; la chica volteó a abrazar a su mejor amigo, que le gruñó feliz y la envolvió entre todo su pelaje y sus inmensos brazos. El piloto, extrañamente, abrazó a la princesa rebelde, aunque fue breve y la rubia lo atribuyó a la adrenalina y el alivio de seguir vivos. Luego él se unió al abrazo de Chewie y Amber.

Eso estuvo tan cerca. Nunca más quiero que estén tan cerca de la muerte.

-Abre la escotilla de... ¡Han! ¿Dónde estamos? -preguntó Luke, dándole órdenes a 3PO.

El piloto corrió a ver los números de identificación de la escotilla y se los dictó rápidamente al rubio.

Luke le repitió el número al androide y en un momento, las compuertas comenzaron a abrirse y las paredes a separarse, dejándolos respirar al fin.

Amber recordaba pocas veces en su vida en las que se había sentido tan aliviada.

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Cuando estuvieron fuera del estupido depósito de desechos, el pequeño grupo procedió a quitarse el uniforme que tanto les estorbaba. Al fin.

Y pensar que casi muero vestida de Stormtrooper. Amber sintió repulsión.

Los Troopers habían matado a sus padres por orden del Imperio. Ellos se habían infiltrado a robar unos nuevos androides inteligentes imperiales, si. Pero no habían alcanzado a llevarse ni siquiera una pieza cuando habían sido descubiertos. Podrían solo haberlos encarcelado o castigado de alguna forma. La sangrienta cacería a la que los habían sometido y que se había llevado la vida de sus padres había sido completamente innecesaria. La idea de morir como uno de aquellos títeres del Imperio se sentía como alta traición hacia sí misma para Amber.

-Si ignoramos nuevo consejos femeninos, es posible que salgamos de aquí. -dijo Han fulminando con la mirada a la princesa Leia, y entregándole una bláster a Luke una vez que él mismo estuvo armado y de vuelta con su ropa habitual de piloto.

-¡Oye! -se quejó Amber mientras acomodaba su ropa. Ahora si se sentía más como Amber Kenobi. Volvía a ser ella misma.

Han le pasó un arma también y le sonrió en modo de disculpa.

-Tu no cuentas, dulzura. Tus consejos no suelen llevarnos a casi morir triturados. -hizo énfasis en la última parte, levantando la voz para que Leia lo oyera.

Amber lo recorrió con la mirada, él también se veía mucho mejor y se sentía más como su Han Solo. La camiseta que siempre llevaba debajo del típico chaleco negro dejaba al descubierto un poco de la piel de su pecho y ella no pudo evitar pensar en cuánto deseaba besar esa piel, y todo lo que sabía que había debajo. Se mordió el labio.

Han, que sabía leer su cuerpo a la perfección, notó al instante lo que ella sentía. La miró fijamente con los ojos encendidos de deseo, y luego bajó su mirada a sus labios, deseando ser él quien los mordiera. Casi habían muerto sin que él pudiera hacerle el amor una última vez. Inaceptable. La sacaría de allí sana y salva. La protegería de las idioteces de la princesa con su propia vida, y luego la tomaría en el Halcón Milenario. Una y otra vez hasta que todo el miedo, la ansiedad y la preocupación que habían sentido se perdiera entre sus cuerpos.

Counting Stars | Han Solo; Star WarsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora