Episode II

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Las penumbras de la profunda noche cubrían el palacio de Jabba de una espesa capa de misterio.

En el mismo lugar que había ocupado durante los últimos siete días, Amber Kenobi yacía incomodamente recostada. Abrazada a sí misma para intentar soportar el árido frío de las heladas noches de Tatooine, mantenía un sueño intranquilo e inquieto, con sus bonitos rasgos angelicales contraídos en tensión y el ceño fruncido con fuerza. Pequeños quejidos lastimeros escapaban de sus labios mientras se removía entre sueños.

Unos cuantos metros más allá, una pequeña silueta delicada se movía con maestría entre las sombras, invisible y sigilosa. Se acercó a la inamovible placa de carbonita en la que el respetable capitán Solo aguardaba su rescate y se detuvo frente a ella para estudiarla brevemente. Se escondió detrás de una columna, cuidando de sus propias espaldas por si sola y luego apretó el botón indicado sin detenerse un segundo a pensar ni en el sonido que podría ocasionar o en que podría presionar el botón equivocado y matar al pobre hombre congelado.

Todo estaba estudiado al detalle.

La carbonita cayó al suelo. La oscura silueta desconocida giró un par de pequeñas válvulas y presionó más botones con dedos ágiles. La pequeña pantalla que monitoreaba el estado del capitán comenzó a parpadear. Retrocedió expectante a una distancia segura. La carbonita comenzó a adoptar un llamativo color rojo fuego.

Y se derritió. Entre cegadores destellos de luz, la carbonita se derritió. Tanto sufrimiento, tantos sacrificios y esfuerzos, y lo único que siempre hizo falta para liberar a este canalla era presionar el botón indicado y esperar a que se derritiera.

Sin el seguro apoyo de la carbonita congelada y balanceándose entre la liviana inconsciencia y la pesadez de la realidad, el cuerpo del capitán Solo cayó pesadamente sobre el suelo, como un peso muerto, aterrizando directamente sobre su mejilla y su pecho.

La silueta delicada se apresuró a agacharse a su lado y a voltearlo con cuidado. El peso del tembloroso y afiebrado capitán a punto de ser demasiado pero consiguiendo dejarlo semisentado contra su propio cuerpecillo. Aprisionó los hombros del sudoroso castaño entre sus pequeñas manos enguantadas y dió un alentador apretón de apoyo.

El cambio tan extremo de temperaturas quizás fuera demasiado repentino.

—Cálmate un momento. —habló con voz distorsionada. El capitán balbuceó alguna incoherencia sobresaltado. —Estás fuera de la carbonita. Es el efecto de la hibernación.

Han Solo no tenía una maldita idea de nada. Todo había sido intenso dolor insoportable y luego oscuridad y frío. Ahora hacía calor. Demasiado calor. Pero la oscuridad seguía allí, densa e impenetrable. Cuanta oscuridad. Estaba siendo devorado por la oscuridad. Frotó sus ojos con su mano, para intentar descifrar si estaban abiertos o cerrados.

Estaban abiertos como platos. Y aún así su alrededor nunca había estado tan oscuro. Mierda. No podía respirar. Su corazón iba a estallar.

—Estoy ciego. —su voz sonó temblorosa y asustada.

—Tu visión regresará con el tiempo. —explicó la voz pacientemente.

Con el tiempo. ¡Con el tiempo! ¿Cuánto tiempo era "con el tiempo? ¿Y si nunca volvía a ser capaz de ver la sonrisa de Amber? ¿Y sus ojitos verdes o su carita dulce contorsionada de placer cuando hacían el amor?

Espera, espera. Amber. ¡Oh, joder, Amber! ¿Dónde estaba su Amber? ¿Qué había pasado con ella? ¿Estaba a salvo? La última vez que la había visto ellos estaban...

—¿Dónde estoy? —inquirió con urgencia a su salvador.

—En el palacio de Jabba.

No. Oh, no. ¿Qué tan lejos estaba de sus amigos? Deseó con todas sus fuerzas preguntarle a aquel extraño por su novia. La pregunta acerca de su ubicación y su estado estuvo a punto de abandonar sus labios pálidos, pero se contuvo. ¿Y si se trataba de un enemigo? ¿Alguien que quisiera hacerle daño a él o a Amber? No podía ver jodidamente nada, estaba tan indefenso como un bebé. Era mejor callar la mera existencia de su amada rubia hasta que descubriera un poco más acerca de lo que se había perdido todo este tiempo. ¿Cuánto tiempo había estado en la carbonita?

Counting Stars | Han Solo; Star WarsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora