Episode X

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—¡No! —exclamó Amber cuando los Stormtroopers se acercaron con paso decidido para cumplir con la orden de Darth Vader de inmediato. Su voz coreada por un ruidoso bramido de Chewbacca.

Cegados por la misma furia asesina y el mismo miedo de perder a Han Solo, la joven y el wookiee se abalanzaron sobre los soldados antes de que pudieran ponerle un solo dedo encima. Las armas y las esposas no fueron ningún impedimento.

Amber las aprovechó.

Sacudió sus brazos juntos con fuerza y estampó las pesadas esposas de hierro sobre el rostro de un primer hombre, que salió disparado hacia atrás. Otro la tomó por detrás, intentando inmovilizarla. Ella lanzó un feroz gruñido fúrico e impulsó su cabeza hacia atrás fuertemente, impactando con la cara del atacante. El golpe contra el duro material del casco que protegía al soldado le dolió y la desorientó por un momento, pero a él debió de dolerle aún más porque la soltó. Ella se giró, veloz como una exhalación, lo tomó por un hombro, lo impulsó hacia abajo y estampó su rodilla contra su rostro. Una. Dos veces. Hasta que el tipo se apartó muy lejos.

Volvió a voltear para atacar al siguiente, sin ser consciente de la analítica y ciertamente fascinada mirada oculta de Darth Vader clavada sobre ella.

—¡Amber, no! ¡Detente!

Otro par de brazos la rodeó por detrás y ella luchó por liberarse.

No podía dejar que se acercaran a Han. No podía dejar que lo tocaran. Vader lo había dicho, había probabilidades de que muriera allí dentro.

Los ojos se le inundaron de lágrimas ante la sola idea. ¿Qué haría ella si él moría?

Pateó y se sacudió.

—¡Amber, para! ¡Tienes que parar, rubia, así no estás ayudándolo! —Rubia. Leia. Se percató de que aquellos brazos que la rodeaban eran pequeños y delgados y que no la tomaban con fuerza. Aquellos brazos no querían lastimarla, ni a Han. Aquellos brazos solo querían contenerla. Cedió en su lucha y se dejó caer contra ellos, repentinamente agotada. —Tienes que esperar el momento adecuado, rubia. Tienes que calmarte.

Amber suspiró profundamente, o tal vez fue un ahogado sollozo, no lo sabía. Estudió su caótico entorno con atención mientras Leia seguía susurrándole palabras de aliento con voz calmante.

Han intentaba hacer entrar en razón a un descontrolado Chewie que en lugar de apartar soldados, los asesinaba a sangre fría en un arranque de ira. Gruñía, rugía y gritaba desatado.

Era perfecto. Podían matarlos a todos y escapar, ¿Por qué no los dejaban luchar?

Claro que ella no notó la infinidad de armas que apuntaban directamente a su cabeza y a la del wookiee, esperando por una sola señal de Vader para calentarles los sesos.

—¡Escúchame, Chewie! Habrá otra oportunidad. —hablaba el piloto a su fiel amigo. —Nuestra Amber. La princesa. Tú tienes que cuidarlas ahora, ¿Entiendes?

Chewbacca no tuvo más opción que calmarse tras aquellas palabras y soltó un último gemido lastimero hacia el castaño piloto.

Amber y Leia se acercaron a ellos con cuidado para no sobresaltar al wookiee. Leia rodeó su peludo torso con sus brazos. Amber se adelantó un poco y se enfrentó a Han. 

Su preciosa carita perdida y asustada sacudió al castaño, y se prometió a sí mismo que sería orgulloso y valiente, como siempre era. Por ella.

—No... —un susurro afónico fue el único sonido que la rubia pudo emitir. Cansado, agotado. El nudo de su garganta amenazando con asfixiarla hasta la muerte. O tal vez fuera su corazón que se había desprendido de su pecho y había subido hasta su cuello. Tal vez por eso ella tenía tantas ganas de vomitar repentinamente.

Counting Stars | Han Solo; Star WarsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora