El plan de Luke había sido puesto en marcha.
Los tres amigos habían vuelto a ponerse sus cascos de Stormtroopers y recorrían los extensos pasillos de la base imperial, escoltando a un Chewie esposado que actuaba como prisionero.
Los androides se habían quedado atrás, en la sala de comunicaciónes, esperando. Amber no podía evitar estar un poco preocupada por ellos. De seguro 3PO estaría asustado.
Caminaron entre oficiales, soldados, personal y androides del Imperio, pero nadie notó nada extraño en ellos. Muchos ni siquiera les dirigían una mirada.
Cada par de pasos, la rubia debía reacomodar su casco, que se torcía hacia un lado. Porque, aparentemente, el Imperio no tenía ni un soldado pequeñito en sus tropas. Aunque ella nunca lo admitiría, su metro sesenta y seis la hacía bastante más pequeña que muchos a su alrededor, para constante diversión de Solo.
Se detuvieron frente al ascensor que los llevaría al bloque de celdas, lo llamaron y aguardaron a que llegara, mientras Luke miraba en todas direcciones con una actitud para nada sospechosa.
Amber rodó los ojos. Al chico le faltaba pulirse un poco en cuanto a acción.
Se acomodó el casco.
El ascensor finalmente llegó. Un par de oficiales al mando salieron de él, pero solo pasaron por su lado sin notarlos, incluso los saludaron con una leve inclinación de cabeza que los amigos respondieron.
-Con este casco no veo nada. -se quejó Skywalker cuando los cuatro estuvieron solos. Su voz sonando distorsionada dentro de aquella armadura.
Ya somos dos.
Comenzaron a subir.
-Esto no resultará. -se quejó esta vez el piloto. Y es que las esposas ni siquiera cerraban en torno a las muñecas del wookie. Era bastante obvio que las sostenía con sus propias manos y que no era ningún prisionero.
-¿Por qué no lo dijiste antes? -discutió Luke.
-Shh. Ya callense. -regañó Amber. -No es momento de quejas ni discusiones. Claro que funcionará, tengan confianza. Además, Chewie es una gran actor. ¿No es así, amigo?
Chewbacca rugió en respuesta, contento por el halago. Entonces las puertas se abrieron y ellos estuvieron frente a más oficiales y soldados, que custodiaban el bloque prisión.
Amber afirmó la bláster robada entre sus manos; y se acomodó el casco.
-¿A dónde van con esa... cosa? -preguntó un oficial.
La rubia apretó la mandíbula, intentando controlarse a sí misma. Quiso saltar sobre él y golpearlo por ofender a su amigo wookie, pero en lugar de eso habló con voz firme, haciendo uso de algunas de las enseñanzas de sus padres, que se habían infiltrado a robar en naves Imperiales más veces de las que podía recordar.
-Se le traslada desde el bloque 1138.
El oficial los miró entrecerrando los ojos, siendo el primero en sospechar.
-No fui avisado. Averiguaré.
Y con un movimiento de su mano, los soldados se pusieron a trabajar, ansiosos por descubrir su mentira. Más rápido de lo que esperaban, todos se quedaron estáticos, sacaron sus armas, y los apuntaron.
Amber suspiró rendida.
Ya qué.
Dió el primer disparo, matando al primer oficial y abriendo el fuego.
Chewbacca se soltó y volvió a repartir puños en todas direcciones, gruñendo enfadado. Luke y Amber dispararon las blásters. Han le lanzó a Chewie el arma que había robado, para que no estuviera tan indefenso, y luego se unió a sus amigos, abriendo fuego con su propia bláster, hasta que ya no quedó nadie.
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Counting Stars | Han Solo; Star Wars
Hayran KurguHay muchas historias que cuentan las hazañas y aventuras de Han Solo y Amber Kenobi. Son una leyenda andante, para qué engañarnos. Pero hay una en particular, que es especial. Mi favorita. La leyenda cuenta que una vez, hace ya años, un alma perdid...