Episode IV

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Obi-Wan Kenobi sintió el despertar de la Fuerza dentro de Amber como si hubiera sucedido dentro de sí mismo. Sintió sus pensamientos, sus temores, sus dudas. Supo que la pobre se encontraba frente a la decisión más importante en la vida de un Jedi, y ella ni siquiera entendía los poderes de la Fuerza. No sabía nada del lado oscuro, ni del lado luminoso. Ella no había recibido un solo ejercicio.

Pero ya no había nada que él pudiera hacer ahora. Hubiera deseado explicarle los secretos de la Fuerza, ser su maestro, convertirla en su padawan. Enseñarle lo que la esperaba en el lado oscuro y lo que había en el lado luminoso. Mostrarle sus opciones, guiarla por el camino correcto. Pero era demasiado tarde. La nave estaba ingresando a la base imperial, a los dominios de Darth Vader, y Amber debía seguir su corazón. Debía escoger su lado por sí misma.

Solo esperaba que no cometiera los mismos errores que Anakin.

Mientras la nave aterrizaba lentamente, en contra de la voluntad de los pilotos en la plataforma y era rodeada por un grupo de Stormtroopers que se preparaban para entrar a inspeccionar, la joven lo entendió todo. En una fracción de segundo su mente se dividió en mil fragmentos. Vió en los recuerdos de miles y miles de maestros Jedi a lo largo de la historia, vió dentro de sí misma, vió dentro de Obi-Wan Kenobi.

Obi-Wan Kenobi. El viejo Ben.

Esa sensación de familiaridad constante que sentía con el anciano, la inevitable preocupación, el creciente afecto, el misterio detrás de su nombre.

¿Por qué él no le había dicho su nombre?

Su cabeza sufrió una fuerte punzada de dolor y oyó el grito de una mujer, el llanto de un bebé. Vió una nave cayendo a toda velocidad, vió a un hombre joven llorar desconsolado.

¡Amber no golpees al tío Obi-Wan! Se ve feo, pero no es mala persona.

Ecos de risas divertidas.

La Fuerza es intensa en ti, mi pequeña Amber, pero aún está dormida, como tu deberías estarlo de hecho. Y cuando despierte, serás una Jedi poderosa y guapa como tu tío. Yo te enseñaré, ya verás.

La acogedora sonrisa de un hombre rubio. El cosquilleo de su barba cuando besó sus mejillas.

No necesitamos un padre. Yo tomaré su lugar también. ¿Verdad, mi niña? Llevará el apellido de los Kenobi. El apellido de su madre. Amber Kenobi. ¿Qué tal, eh?

Los cálidos brazos de una madre rodeándola.

-¡Anakin está descontrolado, Obi-Wan! Está matando a todos los niños que reciben entrenamiento. Todos en los que siente el más mínimo atisbo de la Fuerza. Vendrá por Amber. Vendrá por nosotros.

-¡Huye, Owen! Yo lo distraeré. ¡Sácala de aquí!

Una ola de recuerdos borrosos llenó la mente de Amber. Recuerdos de un maestro. Recuerdos de Obi-Wan Kenobi.

¿El tío Obi-Wan? ¿Qué...

Owen. Owen Kenobi. Mamá...

Se tambaleó.

¿Significaba eso que...

Miró al viejo Ben con ojos inundados en lágrimas. El anciano le sonrió con la misma calidez que el hombre de sus recuerdos.

Counting Stars | Han Solo; Star WarsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora