Episode VI

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-Capitán Solo, Señorita Amber, está vez han ido muy lejos.

Chewbacca rugió intentando acallar al androide.

-No. No me callaré Chewbacca. ¿Por qué nadie me escucha?

El pequeño grupo de tripulantes observaba incrédulo como el osado, ridículo plan de los pilotos daba resultados justo frente a sus narices.

Las naves imperiales se dispersaban en todas direcciones, buscándolos, convencidos de que el Halcón Milenario había entrado a velocidad luz pues había desaparecido como por arte de magia de todo radar con el que el destructor pudiera contar.

Amber sonreía con ganas, saboreando la victoria mientras presenciaba el espectáculo.

Obviamente el Halcón Milenario no había entrado a velocidad luz porque estaba demasiado estropeado para ello.

En su lugar, había sobrevolado por encima del inmenso destructor, casi acariciando la estructura con la parte baja de la nave y se había detenido abruptamente en el punto más alto, justo detrás de una estructura sobresaliente, entre las sombras. Se habían vuelto invisibles a plena vista.

Tantos años huyendo del Imperio como contrabandistas habían rendido sus frutos. Sabían hacer esto, nadie podría negarlo.

-Ya se dispersan las naves. -señaló Han Solo hacia el exterior. -Chewie, prepárate para soltar manualmente el gancho. Necesito a Amber aquí.

El wookie rugió de acuerdo y salió de la cabina directo a cumplir la orden.

-No veo en qué nos servirá eso. Rendirse es una alternativa aceptable en circunstancias extremas. El Imperio podría ser benévolo si-

Amber lanzó una agotada mirada suplicante a Leia al mismo tiempo que Han le dedicaba un cansado gesto con la mano. La princesa suspiró apenada.

No había otra opción, se estaba volviendo insoportable y los desconcentraba. Presionó el interruptor indicado, justo en la espalda de C3PO y el androide se apagó antes de que pudiera decir una sola palabra más.

Silencio. Al fin.

Hubo un suspiro de alivio colectivo.

-Gracias.

-¿Cuál es el plan que tienen en mente? -inquirió Leia desde su asiento detrás de los pilotos.

-Si ellos siguen el reglamento normal, soltarán la basura antes de entrar a la velocidad luz. -explicó Solo. -Lo único que hay que hacer es flotar.

Amber se mordió el labio inferior con entusiasmo.

-Con el resto de la basura. -sonrió impresionada la princesa. -¿Y después?

-Supongo que buscaremos un puerto seguro en algún lugar. -continuó Amber mientras analizaba las coordenadas posibles en la computadora de navegación frente a ella. Nada. -¿Alguna idea?

-¿Dónde estamos?

-Mmm... sistema Anoat.

-En este sistema no hay mucho.

-No...

-Aguarda. -interrumpió el piloto a las jóvenes, atrayendo ambas miradas hacia él y deteniendo a Amber en unas coordenadas exactas y desconocidas para ella. -Ese es interesante. Lando...

-¿Cuál es ese sistema? -inquirió la princesa extrañada.

-No es un sistema, es un hombre. Lando Calrissian. Un jugador de naipes, apostador. Un canalla. Les caerá bien. -explicó Han haciendo implícita referencia a su previa discusión con su novia, de la que estaba seguro Leia ya tendría conocimiento.

Counting Stars | Han Solo; Star WarsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora