Episode III

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Los Stormtroopers los rodeaban. De un momento al otro, la plataforma noventa y cuatro había sido invadida por un batallón de soldados del Imperio dispuestos a asesinarlos a todos.

Reaccionando con una velocidad que solo otorgaba la experiencia, Amber volteó, desenfundó su bláster y abrió fuego contra ellos. Sus disparos confundiéndose con los de Han y los del enemigo.

¿Cómo rayos habían sabido de ellos?

La respuesta llegó a su mente casi al instante.

Jabba. Que hijo de perra.

—¡Han! —gritó preocupada. Él estaba bastante lejos de la escotilla del Halcón, y la mitad de los Troopers se dirigían hacia él.

—¡Amber, corre! ¡Entra!

Ella lo ignoró, no se iría sin él. Lo vió correr en su dirección lo más rápido que sus piernas le permitían. Le cubrió las espaldas, abriendo fuego constante y matando a un par de Troopers en el proceso.

Una vez su novio estuvo a su lado, ambos abordaron a toda velocidad y, pulsando firmemente un pequeño botón, Han cerró la escotilla de la nave.

—¡Chewie sácanos de aquí, rápido! —gritó Amber, corriendo a tomar su lugar en la nave.

Espero que hayas terminado de reparar los motores, Solo.

El piloto corrió hacia la cabina, determinado a sacarlos a todos de allí en una pieza.

La joven tomó un asiento entre el rubio y el androide, y se colocó el cinturón de seguridad lo más rápido que sus manos le permitieron. Estaba nerviosa, pero confiaba en los pilotos y sabía que Han y Chewie los mantendrían a salvo.

Aunque claro que estaría aún más segura si ella fuera la copiloto.

Estupido Chewie, más te vale hacerlo bien.

El viejo Ben no pudo evitar lanzar una mirada preocupada a la rubia chica. Se preguntó cuántas veces habría pasado ella por situaciones similares.

—Cielos, había olvidado que detesto los viajes espaciales. —exclamó el androide dorado.

Amber lo miró extrañada.

¿Los robots detestan cosas?

Con un despegue para nada suave, el Halcón Milenario abandonó rápidamente la atmósfera del planeta de Tatooine y se sumergió en la inmensidad del espacio. Amber podía oír ahora el sonido de las naves imperiales persiguiéndolos, disparándole al Halcón. Desprendió su cinturón y corrió a la cabina del piloto, seguida del joven y el anciano. De quienes, por cierto, aún desconocía sus nombres.

Inconscientemente comprobó el radar de la nave al llegar. Su corazón se saltó un latido cuando descubrió que eran seguidos por nada menos que un crucero imperial. Su cuerpo se tensó.

Lo sabía. Deben de ser fugitivos o algo así. Personas muy importantes como para que el Imperio se tome semejantes molestias.

La nave se sacudió con violencia al recibir un disparo y Amber tuvo que aferrarse al respaldo del asiento de Chewbacca para no caer. Guardó silencio mientras Han ladraba órdenes y mantenía al tanto a Chewie de lo que haría a continuación. Si fuera ella quien pilotara, daría su opinión sobre la situación, pero ahora prefería dejarlos concentrarse y no interferir.

—¿Por qué no te adelantas? Dijeron que este trasto era rápido. —cuestionó el joven, llegando detrás de Amber.

—¡Cierra la boca o te tiro fuera de la nave! —exclamó Han Solo con nula paciencia.

Counting Stars | Han Solo; Star WarsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora