Capítulo XL

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La gente suele pensar que los hermanos menores se alegraban de las desgracias de los mayores, ya que así ellos podrían ocupar el lugar de señor de la casa. Dejar de ser el segundo en todo, depender de un trabajo para poder mantener una familia, no poder casarse con quien ellos quisieran por no tener la solvencia económica, pero para la familia Erwine no era así, para ellos la familia era lo principal y las desgracias de Frederick afectaban a Logan como si fueran propias.

La mañana que leyó la carta estaba de muy buen humor, había hecho el amor con su esposa, había desayunado en familia y el día pintaba para ser perfecto.

Ver las palabras "Desaparecido" y "posible hundimiento" causó un efecto desgarrador en él, su primera reacción fue hundirse en la silla y sacar a flote los sentimientos que no podr4ía mostrar a nadie en cuanto saliera de ese cuarto. Lloró amargamente durante unos minutos, imaginando el peor escenario, pasado ese episodio, se tranquilizó y dejó que la esperanza y su personalidad de liderazgo salieran a la superficie.

Salió del despacho dispuesto a hacer todo lo posible para encontrar a su hermano y a su cuñada.

En la biblioteca encontró a su mujer, estaba tan tranquila leyendo en un rincón que por un momento pensó no decirle nada, cargar con ese peso solo y dejar que Sofía siguiera siendo feliz como hasta esa mañana.

—Cariño...

La llamó en un susurró, deseando que no lo escuchara, ella lo miró y con una sonrisa dejó el libro a un lado para prestarle toda la atención a su marido.

—¿Has terminado tus pendientes? Quería ver si me acompañabas al pueblo.

—Cariño, tengo que contarte algo y necesito que te mantengas tranquila.

—No me asustes ¿Qué pasa?

Con la mayor delicadeza que le fue posible, le resumió la carta que le había llegado, en los momento que su mujer lloraba, Logan dejaba el relato y la consolaba, cuando se calmaba lo suficiente, seguía en el resumen de la misiva y le comentaba los planes que tenía para la búsqueda de su hermano.

— ¿Tú iras personalmente? —Preguntó Sofía en medio de un sollozo.

—Tengo que ir yo, no puedo encomendarle a nadie más esta misión, necesito hacer esto.

—Entonces iré contigo, no quiero quedarme aquí esperando noticias que estarán desactualizadas, porque para cuando llegue una carta abran pasado semanas.

—Tengo que salir a buscar ayuda para hacer esto, cuando regrese hablaremos sobre tu acompañamiento ¿Te parece?

Sofía entendía a su marido, no era su intención traerle más problemas, pero para ella era imposible quedarse en casa.

—¿Iras al pueblo?

—Sì, tengo que encontrarme con algunas personas para la búsqueda y comprar algunas cosas para el viaje.

—Iré contigo, tengo que ir a hacer algunas diligencias y podemos ir y venir juntos cuando termines de hacer tus cosas.

Por un momento Logan pensó en decirle que no, que tenía que apurarse y no tendría el tiempo de esperarla, pero recapacito a tiempo para darse cuenta que lo más probable era que no viera a su mujer en algún tiempo y no podía dejar pasar los pocos momentos que pudieran estar juntos.

El camino hacia el pueblo fue en silencio, sus manos fueron entrelazadas todo el camino y de cuando en cuando se miraban y se besaban.

—¿Dónde quieres que te deje?

—En el parque, iré a hacer algunos encargos y te esperaré de regreso ahí mismo.

—Prometo hacer todo lo posible para no tardar.

Sofía se bajó del carruaje y cuando este se perdió de vista camino hacia su destino, su plan era ser acompañada por su marido, pero dada los últimos acontecimientos tenía que hacer esto sola. Tocó la puerta y algunos segundos después una mujer joven abrió.

—Tengo cita con el doctor Lockhart.



Frederick sostenía en sus manos su bastón, se encontraba en la orilla del mar, pensando en lo inmenso que era y lo difícil que podría ser que los encontraran, también se mantenía preocupado por Jason y los demás tripulantes que ya llevaban semanas sin saber de ellos.

Sintió unas suaves manos rodeando su cuerpo. Cuando volteo vio a su mujer, a pesar del tiempo se mantenía hermosa, el cabello le caía sobre los hombros, el vestido estaba un poco sucio y no llevaba zapatos.

—Tarde o temprano vendrán por nosotros.

—Espero que no sea tan tarde, no quiero estar aquí todavía cuando vuelva a llegar el invierno.

—Para eso falta mucho, nuestra boda fue en invierno.

—Sí, pero un año pasa muy rápido.

—¿Crees que Jason y los otros estén bien?

—Espero que sí, El mar es tan grande que no sé cuánto puedan tardar en encontrar otro pedazo de tierra.

—Y que donde haya civilización.



El bote donde diez personas navegaban sin rumbo se mantenía en constante alboroto, nadie coincidía hacia dónde ir, ¿Sur? ¿Norte? ¿Hacia dónde quedaba la libertad?

—La isla donde atrancamos queda al norte, si regresamos por ahí seria recorrer el mismo camino sin sentido. Debemos seguir hacia el sur.

—Hemos estado yendo hacia el sur por días y no hemos encontrado nada, es hora de cambiar de rumbo.

—Si hemos llegado hasta aquí, podemos seguir un poco más, que pasaría si justo cuando cambiamos de rumbo hay algo cerca.

—Dos días más, si en ese tiempo no hemos visto nada, cambiamos de rumbo, las provisiones están a punto de terminarse, no podemos perder más tiempo.

Amor desconocidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora