Capítulo XIII

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Varios meses habían pasado desde que Robert Wills había salido de la vida de Charlotte, o al menos eso es lo que ella pensaba.

Jamás se imaginó que sus dos pasados se reunieran en la misma estancia, pensó que tendría el tiempo necesario para poder explicarle todo a Frederick, antes de que él se enterara de todo por sí mismo de la realidad.

–¿Estás comprometido? – No pudo evitar el toque de reclamo en su voz.

–Con una señorita de verdad.

Las palabras la lastimaron, era verdad, ella ya no era una señorita y que el mismo que le quitó el título se lo restregara, le dolió más.

–También yo estoy comprometida.

Lo dijo sin pensar, por un momento una rabia sin sentido la hizo soltar las palabras que quería ocultarle tanto. Robert nunca se enteró del matrimonio de Charlotte, ella siempre se presentó como mujer soltera a donde quiera que iba.

–¿En verdad? muchas felicidades, ¿Quién es el afortunado?

Charlotte no podía dejar que Robert supiera la identidad de Frederick, miró al rededor buscando a su marido, hasta que dio con él. Él la estaba mirando fijamente levantando una ceja, ella le sonrío levemente tratando de tranquilizarlo. Hizo como si siguiera buscando,

–Debe haber salido, de hecho, creo que iré a buscarlo. Le pido reciba mis más sinceras felicitaciones, buenas noches.

—Pero por favor querida, háblame de tú, nos conocemos demasiado bien como para ese tipo de formalidades. Buenas noches, cariño.

Charlotte salió del salón, antes de que Robert pudiera decir algo más. No miró a Frederick, salió corriendo hasta la salida. Ya en la entrada le pidió a un sirviente que le comunicara a su prometido que lo esperaría fuera, ya que no se había sentido bien.

Antes de que el sirviente entrará a buscar a Frederick, este salió al encuentro de Charlotte.

–¿Pasa algo? ¿Por qué saliste así?

–No, solo necesitaba un poco de aire, me sentí indispuesta con tanta gente a mi alrededor y decidí esperarte aquí afuera.

–Hubieras ido por mí.

–Estabas ocupado, no quería interrumpir.

–Tú estás antes que todo, me hubiera disculpado y salido contigo.

Mientras Charlotte y Fredrick mantenían esta conversación, Robert miraba la escena por la ventana del salón. Así que ese era el "afortunado" que se casaría con su querida Charlotte.

Ella sintió la mirada y cuando los ojos de los dos se encontraron ella palideció, él sonrió y la saludó con la mano. Frederick al ver la actitud de ella volvió la vista y vio al hombre con el que Charlotte había estado hablando y qué a él por alguna razón le había molestado.

–¿Quién es él?

Charlotte se dio cuenta que Frederick había visto al hombre en la ventana y el sudor comenzó a escurrir por su frente.

–Nadie, ese hombre se acercó a mí en el salón, pero ignoro quien sea.

–Y ¿Qué tanto hablaba contigo?

–Me dijo que estaba ahí con su prometida, pero que estaba un poco aburrido, no sé, tal vez pensó que yo era una buena compañía, pero la realidad es que se equivocó, porque creo que fue su presencia lo que hizo que necesitara aire.

–¿Te dijo su nombre?

Por alguna razón ese hombre no le gustaba y mucho menos le gustaba que rondara a su mujer, era un extraño en el pueblo y lo desconocido siempre era cuestión de cuidado.

–Si es que lo hizo, lo olvidé. La verdad es que no le estaba poniendo mucha atención – completó la frase con una pequeña sonrisa que simulaba vergüenza.

Eso tranquilizó a Frederick y dejó el tema por la paz, mandó a pedir su carruaje, mientras el tema del joven desconocido se disipaba de su mente.

Charlotte por otro lado, estaba aún más nerviosa, ¿Por qué Frederick había puesto su atención en Robert, y por qué Robert había visto a Frederick?

Estaba consciente de que su vida no sería fácil a partir de ahora, esperaba que su secreto estuviera a salvo, por lo menos hasta que Robert saliera del pueblo. Si todo se llegara a saber ¿Que haría Frederick con ella? ¿Qué le haría a Robert?

Robert llegó a la posada en la que se estaba hospedando junto con Elizabeth, su prometida, dejó a la joven en su habitación con un suave beso en la mano.

Ya en su habitación, los recuerdos llegaron de golpe a su cabeza, Charlotte, la suave y delicada Charlotte, una pregunta rondaba por su cabeza ¿Su prometido sabría toda su verdad? para Robert decirle la verdad a Frederick era solo salvarlo a él de un matrimonio sin valor alguno. pero, ¿Cómo decirle al joven que la virtud de su prometida ya había sido entregada a otro?


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Amor desconocidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora