Sofia siempre pensó que la señorita Hamilton era una las personas más hermosas que hubiera visto nunca, el color hipnotizante de sus ojos siempre le había dado tranquilidad, era como ver el mar sin tener necesidad de viajar.
Pero la imagen que le ofreció al llegar a su residencia, fue todo menos tranquilizante, La joven tuvo que actuar como la mejor dama de compañía y callarse sus comentarios. Charlotte se veía delgada y descuidada, la cara se le notaba hinchada y los ojos tan expresivos que tenía, solo transmitían locura.
–Señorita Hamilton ¿Necesita algo?
–¿Sabes si el señor Erwine ha recibido mi carta?
No tuvo el valor de admitir la verdad, estaba casi segura que si le contaba el escándalo que había causada su carta, la locura se haría presente en su vida y Sofia no quiso ser la causante de eso.
–No lo sé, señorita. No he visto mucho al señor Erwine en estos días.
–Entiendo, debes estar muy atareada con los preparativos de la boda, sé lo cansado que puede llegar a ser planear una.
La voz se le quebró al final de la frase.
–Señorita Hamilton, sé que no tengo derecho a meterme en problemas ajenos, pero quiero que sepa que puede confiar en mí. Lamento decirle esto, pero no tiene buen aspecto y me preocupa.
Los lamentos de la dama se hicieron presentes.
–Sé que no tengo buen aspecto, pero ¿A quien le importa? Dentro de poco seré repudiada por todos, mi aspecto será lo último que critiquen.
–No diga eso, el señor Erwine jamás haría publica su falta.
Las dos guardaron silencio un momento, Sofia sabía que había cometido un error al decir lo que dijo, pero al ver el estado en el que se encontraba la joven, no tuvo más remedio que consolarla, no midió sus palabras hasta que salieron de su boca.
–¿Te han contado?
–No, señorita. Seré totalmente sincera con usted, esperando que pueda encontrar una amiga en mí. El señor Erwine ha estado en un estado deplorable estos días, no para de tomar y no se deja ver por la casa mucho tiempo, hoy llegó de muy mal humor, así que su carta no le ha hecho gracias, ni siquiera la leyó, encargó que fuera destruida, pero yo pude encontrarla antes. Espero y pueda perdonar mi intromisión, pero la he leído y déjeme decirle que, si el señor Erwine hubiera hecho lo mismo, estoy segura de que el que estaría aquí ahora, sería él.
–¿La has leído?
La vergüenza de Charlotte fue enorme, jamás pensó que alguien más que Frederick leería su carta, solo de recordad algunas partes de la redacción, la hacían querer correr a esconderse.
–No se ponga así señorita, yo no soy quien para juzgarla. Usted es la mujer más buena que he conocido y ha sufrido mucho, no merece nada lo que esta sucediendo. ¿Me deja darle un consejo, señorita?
La pobre dama no fue capaz de hablar, solo asintió.
–Arréglese y cambie su aspecto, vaya a la mansión Erwine y no se vaya de ahí hasta que el señor la reciba, yo haré lo posible para que usted pueda entrar en la casa.
–¿Has vuelto? ¿Dónde estuviste tanto tiempo? La cena se sirvió hace mucho, ya me tenías preocupado.
–Lo siento, he ido al pueblo después de visitar a la señorita Hamilton.
–¿Has visitado a esa mujer?
–Si, he ido personalmente ha decirle que ya no estaba invitada a nuestra boda.
–No quiero que nadie te vea por ahí de nuevo.
–¿Por qué?
–Porque no, dentro de poco serás mi esposa y tengo que cuidar de ti, y eso implica cuidarte de malas compañías.
–La señorita Hamilton estaba muy mal Logan, necesita una amiga.
–Si, claro que debe estar muy mal, perdió la fortuna Erwine en un abrir y cerrar de ojos, pero ten por seguro que ella tendrá quien la consuele, de eso estoy seguro.
–Pues no, no deberías estar tan seguro, deberías escuchar explicaciones antes de impartir juicios.
La joven le dio una reverencia y camino muy enojada rumbo a su dormitorio, escuchó como él la seguía.
–Creo que eres tú la que no debe opinar sobre un asunto que desconoce.
–Un asunto que has decidido ocultarme, seré tu esposa dentro de poco y no eres capaz de compartir nada conmigo.
–Este asunto no nos compete a ninguno de los dos y no voy a traicionar la confianza de mi hermano por ti.
Dichas las palabras Logan se arrepintió de decirlas, no quería lastimar a su prometida, pero en ese momento se encontraba en una encrucijada, su hermano jamás había confiado en él como esos días, pero había luchado tanto por el amor de Sofia que no quería perderla por un problema que ni siquiera era suyo.
–Es increíble que hayas dicho eso.
Sofia entró en su habitación he intento azotar la puerta, pero Logan fue más rápido y recibió el golpe para poder entrar.
–Lamento haber dicho eso, he estado tan estresado estos días que ya o sé ni lo que digo. He tenido que ser el hermano mayor últimamente y nunca pensé que fuera tan extenuante, hay tantas cosas que hacer, además de que tengo que cuidar de Frederick.
–Si compartieras conmigo tus cosas, la carga la tendríamos los dos y tu trabajo sería más liviano.
Después de pensarlo un poco, decidió contarle todo a Sofia, confiaba en ella y sabía que nunca contaría nada de lo que él le dijera. Dejó que palabra por palabra la pesadez del secreto saliera de su sistema. Conforme contaba la historia estuvo pendiente de las reacciones de su prometida, pero ella no mostró asombro en ningún momento.
–Dime algo Logan, sin tener en cuenta el relato que me acabas de contar ¿Cuál es tu opinión de Charlotte?
–Pensaba que era alguien confiable y buena para mi hermano, la realidad es que creí que seria una buena hermana para nosotros.
–¿Puedes hacer algo por mí?
–Lo que me pidas, amor mío.
–Quiero que leas esto –Le dijo extendiendo la carta de Charlotte–, pero quiero que la leas con la impresión que tenías de ella antes de que te tu hermano hablara contigo y no quiero oír palabra alguna hasta que hayas terminado.
–¿Dónde la has encontrado? La he estado buscando por todos lados. No puedo leerla, es algo dirigido a Frederick.
–Es algo dirigido al señor Erwine y estos días ese titulo lo has tenido tú, así que no estas haciendo nada malo, créeme que después de leer esto cambiaras tu forma de pensar.
Logan tomó la carta y la abrió para comenzar la lectura.
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Amor desconocido
Historical FictionFrederick Erwine, tiene a todos los habitantes del condado de Dumfriesshire a sus pies. Las madres, tratan de emparejar a sus hijas con tremendo partido, los caballeros, buscan incluirse en sus negocios, las jóvenes, rezan para que las note y los ni...