Capítulo 8- Las cajas

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CHASE

Sería inútil negar que en mi vida no había tenido peleas físicas que implicaran golpes en cualquier parte del cuerpo. Para algunos es liberador, sentir cómo la sangre hierve a través de todo tu sistema mientras te desahogas de lo que sea que te esté atormentado con un puñetazo, una patada, un cabezazo. Si fuese por mí, habría practicado boxeo, pero no por lo que mencioné antes, sino porque vivo en una familia la cual tiene privilegios y es algo que al resto del mundo parece fastidiarle por la forma en que le sacamos provecho. Sí, podemos ser unos idiotas egocéntricos, no lo negamos. Pero al ganarnos el odio de las personas, nos toca defendernos, rendir fuerzas. No tengo miedo a la hora de utilizar mis músculos y tener que meterme con el mínimo idiota que afecte a mi hermanita.

Cualquiera lo llamaría instinto familiar. Sin embargo, lo descarto porque en el momento en que Park, mi primo, corre a mí hecho una furia, deseo abalanzarme a él con las mismas ganas.

El primer puñetazo llega a mi cara, cosa que no puedo evitar, pero no dudo en recomponerme. El idiota es fuerte y veloz, pero yo soy ágil asique lo esquivo en su segundo intento de derribarme y logro darle un rodillazo en el estómago. Tose con fuerza y aprovecho para pegarle con mi puño en la mejilla izquierda, haciendo que caiga al suelo.

-¡Vamos, primito!- rio a carcajadas, como si estuviera desquiciado. Pero en realidad es que disfruto de pelear con él. En los viejos tiempos, en especial cuando éramos niños, las peleas no faltaban, pero eran inocentes, sin fuerza, sin intenciones, sin sed de venganza. Ahora, ambos con veintiún años, todo ha cambiado.

Park logra levantarse para tomar mi tobillo y hacerme caer de culo contra el cemento. Gruño por lo bajo ya que he tenido que utilizar las manos para aliviar la caída. Mi primo me da otra patada en el brazo, la marca de tierra de su zapato queda estampada en mi cazadora. Nuestro alrededor no tarda en acumularse personas interesadas y eufóricas por el pequeño show que estamos formando. Nada nuevo, la gente va hacia lo que sea que les llame la atención y por alguna razón quieren formar parte de ello, o en este caso, grabar el momento.

Antes de que pueda ponerme de pie, Park se acomoda sobre mí para comenzar a golpearme el rostro. El dolor me arremete con una punzada constante en mis pómulos, mi vista se vuelve borrosa, la sangre brota de mi labio, pero pese a todo eso, logro recuperarme. Con todas mis fuerzas, agarro su muñeca, la cual tenía la intención de golpearme una vez más, la aprieto con fuerza y provoco que contraiga su rostro. Con la sensación invadiendo su brazo, lo empujo hacia atrás y me levanto para colocar un pie sobre su estómago y mantener su cuerpo estabilizado.

-Mucho rum rum, pero a la hora de pelear...- él entiende mis palabras.

-Hijo de puta.

Ahora con el poder, es mi turno de propinarle todas mis emociones a través de los golpes. Mi puño queda grabado en su ojo, el cual se tornará en un precioso tono morado más adelante, y me descargo como quiero. Haré sido un imbécil en el pasado, cometí mis errores de los cuales me arrepiento al igual que mi hermana, pero los Bloxam no son unos santos tampoco. También la cagaron y no pienso dejar que esos dos nos hagan cargar a nosotros el peso de esa noche.

Lo que pasó, pasó. Ya no hay vuelta atrás, no hay forma de recomponer las cosas. Elegimos eliminar todo de nuestras cabezas y continuar con nuestras vidas, cada uno por su lado.

La lluvia me empapa el cabello y me provoca una molestia que no puedo ocupar ahora mismo, ya que si me desconcentro tan solo unos segundos, Park no tardará en reaccionar. Siento el frío traspasar mi ropa, pero aun así, el calor de la ira calienta mis puños y mi pecho. Continúo un buen tiempo hasta que otro par de brazos me agarra desde atrás y me separan de él. Park intenta llegar a mi pero también lo retienen.

Dolls Game (+18) I COMPLETA IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora