Dolls Game (+18) I COMPLETA I

Capítulo 53- Atrapados

KRYSTAL

De repente, pierdo el aire y creo comprender los ataques de pánico que suele tener Jodie cuando una situación resulta tan asfixiante. Logan continúa mirándome con una maldita sonrisa maliciosa en su rostro que parece no querer borrarse. Actúa como si estuviera completamente satisfecho, sin ninguna pizca de pena o empatía.

Logan... no. Es Cameron, el que alguna vez fue el hermano de mi madre, pero que en realidad resultó ser el de mi padre. No puedo evitar sentirme asqueada por el hecho de caer en cuenta de que me he estado acostando con mi propio tío. Es tan jodidamente obsceno y decepcionante. ¿Y qué lo hace peor? Que yo me enamoré de él. Este hijo de puta logró su propósito que fue tenerme a sus malditos pies.

Pensar que todo este puto tiempo mis primos y yo sufrimos por el acoso de una persona anónima que no se atrevía a dar la cara, que constantemente nos tenía atormentados y amenazados. Pensar que yo me he estado revolcando con esa persona, con el enemigo, con quien juraba destruir y matar. Mientras, por un lado, los chicos sufrían por sus relaciones y vivían con miedo de lo que pudiera pasar al minuto siguiente, yo le decía al titiritero cuánto lo amaba en sus putos labios.

Corrección. Yo amaba a Logan Steele, el inocente director de la universidad Blackwood que se preocupaba por todos sus estudiantes, que me trataba como una princesa e intentaba que nuestra relación no resultara dificultosa para ninguno de los dos.

Y ahora solo veo a ese despreciable Cameron, el niño que fue abandonado y ha estado sin familia por todos estos años. Quiero sentirme mal por él y su historia, realmente lo intento. Porque se que la ha pasado mal y que ningún niño debería vivir lo que él vivió, sin amor materno ni el de alguno de sus familiares. Pero la ira sobrepasa cualquier tipo de sentimiento existente, por mucho que intente evitarlo. Mi corazón se cae a pedazos con cada segundo que lo miro a los ojos y con cada recuerdo de nuestros momentos juntos.

Pienso en la primera vez que interactuamos de verdad, que fue en aquel bar. El titiritero me había, básicamente, obligado a que me acercara e iniciara una conversación con él. Ese momento cobra tanto sentido ahora. Me extrañaba tanto que la persona que me amenazaba quisiera que yo interactuara con el director de mi universidad. Tal vez simplemente para meterme en problemas. Pero resulta que estaba yendo hacia mi propia miseria mientras él se reía por lo bajo.

Aunque sea por milisegundos, recuerdo cada una de nuestras conversaciones e incluso comienzo a procesarlas. Descubro que la mayor parte de sus palabras no han sido más que mentiras que salían de su boca. Tuvo el valor de mirarme a los ojos, de tomar mis manos y de decirme que iba a luchar por lo nuestro, que era la chica más hermosa que había visto, y que me amaba.

-¿Por qué?- es lo primero que pregunto luego de varios segundos, apenas en un susurro. Las lágrimas caen por mi labio superior dejándome saborearlas. Mis manos agarran con fuerza la sábana debajo de mi en lo que espero su respuesta.

-No lo entenderías, linda.- cuando acaricia mi mejilla, alejo el rostro con fuerza. Él solo deja salir una risa ronca- Tú siempre recibiste amor. El amor que yo tanto anhelaba de ella. El amor que yo merecía. Tu madre jugó con mis sentimientos. Me tocaba hacer lo mismo pero con su punto débil- sonríe- Tú.

La rabia sube por mi cuerpo dándome la adrenalina que necesito para levantar la mano y darle una gran bofetada que lo hace voltear la cara. Sin embargo, tal golpe parece no afectarlo. Como último recurso, lo empujo con mi mayor fuerza, golpeo su pecho, pateo su estómago, llorando y gritando en el proceso. Sacudo mi cuerpo entero. Si bien mi objetivo inicial era lastimarlo, comienzo a creer que esto es más bien una forma de soltar todo lo que llevo dentro. Todo el dolor y la sensación de traición.

-¡TE ODIO, JODER, TE ODIO!- la garganta se me desgarra de a poco, mi voz se quiebra y cuando mi aire me traiciona, termino tirada en el suelo, completamente agotada. ¿Lo peor? Él solo continúa riendo como si mi espectáculo fuera motivo de risa.