Capítulo 10- Molesta

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JODIE

Mi caja. El pedazo de cartón rojo que descansa en mi escritorio junto a mis carpetas de la universidad. Intento concentrarme en mi clase pero no puedo evitar pensar en la maldita caja una y otra vez. Bueno, en realidad, en su contenido.

Era una muñeca. Su cabello negro era igual que la oscuridad, sombrío y opaco, sujetado en dos coletas altas. Era escalofriante tan solo verle la sonrisa tallada en la porcelana. Incluso me daba miedo tocarla, como si fuera tan frágil que el tacto de mis dedos hicieran que se rompiera. Llevaba puesto un vestido rojo normal, como el de una niña pequeña. Dentro de uno de sus bolsillos, una nota que me quitó la respiración.

"Incluso las niñas más tranquilas ocultan algo que logra derribar su pared de amabilidad. Cometen un error, se arrepienten, e intentan ocultarse detrás de su inocencia. ¿No es así, J?

Entendía a la perfección cada una de esas palabras, la indirecta clara hacia lo que hice. El terror me invade todo el cuerpo al recordarlo porque creí que sería capaz de dejarlo atrás, pero esto me demuestra que cuelgo de un hilo. Alguien quiere jugar conmigo porque si me hubiesen acusado, seguramente ahora todo el mundo estaría hablando de ello. Para ser sincera, no es lo que más me preocupa, sino que llegue a mis padres.

El papel permanece guardado en mi cuarto en una cajonera bajo llave donde nadie puede tener acceso. Me lamo los labios varias veces, inquieta, mientras espero en el pie de la escalera de la residencia masculina a mi hermano. Por fin, llega a mi lado y me saluda con un beso en la frente.

-¿Qué pasa?

-¿Puedes llevarme hoy a mi consulta?- le ruego.

Él me mira cansado de que le haga la pregunta cada día de cada semana. No acerca de mi consulta, sino por el asunto del auto. Park ya lleva varios meses sin querer tocar el volante del mismo. Estoy segura de que tiene una razón, pues hubo una noche que volvió al campus y estaba fuera de sí, borracho, herido, llorando. Desde esa noche, abandonó todo lo que tuviera que ver con conducir y nos hemos tenido que adecuar a los autobuses o taxis.

-No, Jod. Lo siento.- veo la culpa en sus ojos- Te acompaño caminando.

-Está bien. Creo que es hora de que saque mi licencia.- era la solución a mi problema de una vez por todas.

Desayuné rápidamente para luego ir rumbo a la parada de autobuses, con mis cosas ya cargadas sobre mi hombro. Antes de ir al médico para mi revisión me toca mi día de estudio, como todas las semanas. A veces suelo quedarme afuera de las puertas del edificio de la universidad, minutos antes de que se abran para ser de las primeras en entrar y acaparar la biblioteca. O en caso de exámenes, estudiar con más comodidad.

Me siento al pie del escalón de mármol para revisar mi teléfono, tratando de distraer a mi mente con cualquier cosa que no sea la bendita nota. Sus palabras siguen rondando por mi cabeza, por mucho que intente alejarlas. ¿Cómo se supone que voy a arreglar el problema de este chantajista? ¿Qué es exactamente lo que quiere que haga?

Ante el ruido de un motor, alzo la cabeza. Por allá, en el estacionamiento, un auto muy hermoso aparca rápidamente. No logro ver con claridad el interior debido a la distancia, pero en cuanto el hombre sale a la luz, ya puedo distinguir su rostro. Es el señor Steele.

En cuanto baja del auto y me ve, sonrío por cortesía, pero en vez de que me devuelva el gesto, solo veo pánico en su rostro. Rápidamente, va hacia una de las puertas traseras y apoya su brazo en la puerta. ¿Por qué actúa tan raro?

Me levanto, acercándome un poco a él- Hola, señor.

-Señorita Bloxam. Hola. Um...- traga grueso- Ha llegado temprano.

Dolls Game (+18) I COMPLETA IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora