Capítulo Nueve.

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16 de julio, 2014.

Me desplacé por el largo pasillo de la editorial, hoy es uno de esos días donde tengo que vestir formal. Por lo que ando un pantalón negro, entallado, una blusa blanca de tirantes, completamente pegada al cuerpo y hasta la cintura, dejando a la vista unos cuatro centímetros de piel en mi abdomen, por encima decidí colocarme un blazer blanco con manga ¾ y unos tacones negros, bastante altos.

Llevo un portafolio pegado a mi pecho, y el ritmo de una canción en mi mente. Debo estar en diez minutos en la oficina de Mike, pero decidí pasar al servicio sanitario antes. Al entrar miré mi reflejo en el espejo enorme que cubre la mitad de la pared, al acabar el espejo comienza una fila de lavamanos en mármol blanco con grietas negras.

Desaté mi cabello, peinándolo con mis dedos, tengo que cortármelo un poco está por debajo de mi cintura y ya tiene bastante de no ser atendido por un estilista. Volví a tomar mi cabellera castaña oscura y atarla en una coleta alta. Me acerqué al espejo mirando mis ojos, buscando alguna imperfección en el maquillaje, amo como mis ojos grises azulados resaltan con el delineado negro. Les da un toque misterioso.

- Es tu momento, Lauren. - me alenté. Tomé aire y luego lo expulsé.

Me dirigí de nuevo a la oficina de Mike, al salir por poco choco con un chico.

- Disculpa. - se disculpó. En este lugar hay hombres atractivos, por ejemplo mis mejores amigos y ahora este chico. Me tomé mi momento para evaluarlo, creo que él también lo hizo.

Alto, por lo menos más que yo, delgado pero con musculatura, ojos azules con largas pestañas decorándolos y cabello en un tono oro con las puntas un poco más oscuras, la nariz respingada y labios gruesos en tono rosa pálido. Andaba una camisa de manga larga, morada, pegada a su cuerpo y un pantalón de mezclilla oscuro, con zapatillas.

- No hay problema - sonreí y me di la vuelta para seguir mi camino.

- Espera - lo volteé a ver. - ¿Eres la chica de los bocetos geniales para el libro de fantasía?

Asentí.

- Son geniales, espero que los acepten.

- Yo también lo espero. - contesté ladeando la sonrisa. - Tengo que irme.

- Me gustaría poder hablar más contigo - fruncí el ceño.

Sentí un brazo rodear mis hombros, no hizo falta mirar quien era, conozco bastante bien al dueño del brazo.

- Lo siento Derek, luego tratas de conquistarla, debo llevármela. - no esperó respuesta, solo me haló y comenzó a caminar hacia la oficina.

Una vez más Jay se encarga de alejarme los chicos.

Entramos a la oficina, todos estaban en la sala de demostraciones, mi pulso comenzó a elevarse y acelerarse.

- Hey princesa, respira. - Jay me tomó por los hombros. - Saldrá genial. - besó mi frente.

- ¡Pequeño ángel! - volteé a verlo, venía con uno de sus trajes extremadamente costosos y de marcas extravagantes. El rastro de barba se miraba y lo hacía lucir atractivo. - Te vez preciosa. - mi ceño se frunció, nunca dice algo así. Vi entrar a tres personas detrás de él y comprendí, reí por lo bajo.

- Gracias señor Collins. - agradecí tratando de no reír.

- El señor Collins es mi padre, a mi dime hombre caliente. - dijo lo suficiente bajo como para que solo yo escuchara.

Él se volteó hacia las personas y les indicó por donde pasar.

Una vez todos en la sala, el señor Collins entró, cerrando la puerta detrás de él. Tomó el puesto principal en la mesa. Me miró y me sonrió, le devolví la sonrisa. Este hombre ha sido parte de mi familia desde pequeña y ha sido un ejemplo para seguir luchando aunque haya perdido a alguien tan importante.

En tu mente. [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora