Capítulo Cuarenta y cuatro.

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27 de diciembre, 2014.

Di un bufido mirando todos los papeles, portafolios, currículos, cartas de recomendación y demás que había en mis manos. Intenté buscar en mi bolso las llaves de la casa, pero unas hojas se escaparon.

- ¡Maldición! - dije agachándome e intentando que las demás cosas no se me cayeran. - ¡Joshua!

Hoy no ha sido mi día. Se supone que no debía trabajar, pero a última hora me llamaron que necesitaban que revisara algunos documentos y que firmara otros, así que tuve que ir. Cuando llegué Dom me entregó el papeleo junto a lo que parece ser un sobre amarillo que me dejaron en la recepción, de nuevo.

Tomé las hojas que se me cayeron y abrí mi boca para volver a gritarle a Jay, aunque en ese momento la puerta se abrió haciéndome fruncir el ceño. Vi un par de zapatos de hombre, levanté la mirada y mi confusión aumentó.

- ¿Te ayudo? - preguntó con su sonrisa divertida. Me levanté y con mi mentón apunté al resto de documentos sobre la tapa del auto de Jay. Él asintió y entré a la casa.

Joshua estaba en el sillón mirando la televisión, Hannah estaba a su lado con el teléfono entre las manos.

Dejé los papeles sobre la mesa, la puerta se cerró, volteé a ver de nuevo.

- ¿Cómo te fue? - escuché a Jay.

- Sacaré un sello con mi firma. - me arregosté a la mesa y pasé mis manos por mi cabello, frustrada. Alcé la mirada dirigiéndola al par de ojos café claro que me observaban. - ¿Tu no trabajabas hoy? - él negó con la cabeza.

Sentí la mirada de Jay encima de mí.

- No quiero sonar grosera, pero ¿qué haces acá? - pregunté mirándolo.

- Iremos a cenar - se encogió de hombros, dándome una sonrisa ladeada.

Me gusta pasar tiempo con él, es genial, pero estoy cansada... quiero mi cama, mi almohada y dormir.

- ¿Una cena normal? - pregunté con mi ceja enarcada.

Él asintió.

- Una cita. - reí por lo bajo, negando con mi cabeza. - Cámbiate, no creo que quieras ir con esa ropa. - bajé mi mirada, para observar lo que andaba puesto.

- ¿Qué tiene de malo? - fruncí mi ceño.

- Alguien anda de malas. - escuché decir a Hannah.

- Nada, amor. Te ves increíble. Solo decía. - dio un suspiro.

Di media vuelta para dirigirme a mi habitación. Tengo la intención de tomar una ducha de un par de minutos, relajarme y luego ponerme lo más cómodo que encuentre en mi armario.

Acomodé mi cabello en una coleta mal hecha y despreocupada. Encrespé mis pestañas. Bien, no es exactamente lo que me pondría para una cita, no es provocador, ni sexy, ni nada parecido a esos adjetivos. Es cubierto, calientito... podría dar la impresión de que quiero dormir y no salir.

Salí y caminé hasta la sala, Jay y Alex estaban hablando de alguna cosa en especial, pero al verme se quedaron callados.

- ¿Interrumpí algo? - pregunté confundida. Hannah no estaba, por lo que supongo debe estar hablando por teléfono con Nat.

- No, para nada princesa. - se adelantó a decir Jay, aunque algo me decía que me estaba mintiendo.

- Espero que no tuvieras planeada una cena en un restaurante elegante - dije viendo a Alex, se puso de pie y negó con su cabeza.

En tu mente. [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora