Capítulo Veinticuatro.

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9 de octubre, 2014.

Me coloqué la chaqueta por encima de la blusa de manga larga gris que traía puesta. El día amaneció algo frío y ventoso. Recogí mi bolso, cruzándolo por mi torso y dejándolo caer a un costado. Salí de la biblioteca dirigiéndome al parqueo de la universidad. Mi celular vibró en mi bolsillo, lo ignoré estoy segura que son los chicos en el grupo hablando sobre la fiesta de la noche.

Al salir el viento chocó contra mi rostro, me abracé a mi torso y seguí caminando. Levanté la mirada y sonreí. Giré mi cabeza para observar a dos chicas que susurraban vulgaridades sobre el chico que estaba esperándome. Rodé los ojos.

Cuando lo volteé a ver de nuevo, otras dos chicas estaban acosándolo e invadiendo su espacio personal. Me acerqué a paso lento, él no me había podido ver por el simple hecho de que las chicas le obstruían la vista.

- ¿De dónde eres? - escuché chillar a una de las chicas.

Saqué mi gorrito de lana del bolso y me lo coloqué.

¿Subo al auto o espero a que termines de hablar?

Lo vi fruncir el ceño y levantar la vista por encima de las chicas. Él dio un paso, ignorando a la chica rubia que le estaba hablando. Pasó en medio de ellas y se acercó a mí.

- ¿No era que no te gustaba ese tipo de comunicación?

Dijo quitando el bolso de mi hombro y poniéndolo en el suyo, para después dejar sus manos en mi cintura y acercarme. Besó mi mejilla.

- No me gusta, pero sé que no sacarías el teléfono. - rodé los ojos. Él terminó de acortar distancias, besando tiernamente mis labios.

Pasé mis brazos por detrás de su cuello. Escuché un bufido de parte de alguna de las chicas, lo que me hizo reír y alejarme un poco. Él dejó una última presión sobre mis labios y tomó mi mano, entrelazando nuestros dedos, y caminando hacia el auto.

Ambas chicas me dieron una mirada desaprobadora y yo a cambio les di una de mis mejores sonrisas.

- Lo siento señoritas, - dijo abriéndome la puerta del auto. - tengo un compromiso con mi chica. - cerró la puerta del auto antes de que yo pudiera decir algo en contra, aunque obviamente no lo iba a contradecir.

Rodeó el auto, subió y dejó mi bolso en el asiento trasero.

- ¿Tu chica? ¿Desde cuándo me gané ese título? ¿Y por qué yo no estaba enterada? - dije haciéndolo reír.

Encendió el motor y puso en marcha el auto.

- Te lo ganaste desde el momento en que las toallas sanitarias se te cayeron - reí por lo bajo.

- No es muy romántico ¿sabes? - él negó con su cabeza.

- Y no lo sabías porque te tenías una gran discusión con Evan. - asentí sin voltear a mirarlo.

Por alguna razón no ha querido decirme la verdad de cómo se dio cuenta de que era yo, y menos decirme por qué demonios podemos hablar de esa forma. ¡No es normal!

- Tienes que aceptar que Evan no es muy agradable... - dije excusándome.

- Siendo sincero, Elizabeth tampoco.

***

Me preguntó con qué mierdas alimentaban las madres de mis mejores amigos y de Alex a sus hijos. Es decir, Alex es de la misma edad que Mike y Jay, y los tres están jodidamente bien; pero no termina ahí, a Kyle tampoco se le puede quitar crédito. Se parece bastante a Alex, pero sin exagerar.

En tu mente. [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora