Capítulo Veintitrés.

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4 de octubre, 2014.

- ¿Lauren, tienes un minuto? - levanté la mirada para encontrarme un par de ojos marrones mirándome, asentí. Ella tomó asiento a mi lado y dio un suspiro.

Dejé la hoja que tenía entre mis manos sobre la mesa de piedra.

- Lamento, haberme portado así... Estaba histérica y no pensé lo que dije. - me encogí de hombros.

- No hay problema.

Ella dio un bufido.

- ¿Por qué dejaste que hiciera mierda tu auto? Es decir, Mike me dijo que llamó a la agencia y están tratando de ver si la garantía lo cubre, pero tú me dejaste.

- No tenía planeado ir al hospital ese día. - dije haciéndola reír por lo bajo.

- Pero no me dijiste nada, no te defendiste, no dijiste nada, solo dejaste que te tratara como una cualquiera y aparte de eso... destrocé tu auto.

Volví a encogerme de hombros.

- No tenía nada qué defender, todo lo que dijiste fue verdad y lo del auto da igual. Ocupabas desahogarte de alguna manera y sinceramente preferí que fuera el auto a ser yo.

- ¡Claro que no fue verdad! Dije las estupideces que pensé en ese segundo. - tomó aire. - No pienso que fueras una puta ni nada parecido. Sé que tienes un pasado al igual que Mike y si no lo quieren contar, debe haber una razón fuerte... Si en algún momento quieren hablar de eso me encantaría escucharlos.

>> Sé que no era la primera vez, Mike habló conmigo. - mis ojos se abrieron por la sorpresa, ella rió. - No me dio detalles ni nada por el estilo - yo reí por lo bajo - lo que quiero es que sepas que lamento haber sido una maldita...

- No lo fuiste. - la volteé a ver - Me alegra que tú y Mike hayan arreglado todo. - le di una de mis mejores sonrisas.

Ella me devolvió la sonrisa acompañada por un suspiro, rodé los ojos y reí.

La pequeña pregunta por ti...

Volteé mi cabeza como la niña del exorcista, Scar me vio con el ceño fruncido. Di un bufido.

¿Por qué demonios sigues hablándome de ésta forma, no es más fácil un mensaje de texto o una llamada?

- ¿Estás bien? - preguntó mirándome aun con el ceño fruncido, asentí.

- Sí, me pareció escuchar algo. Creo que mi consciencia está mal.

Es más divertido así. Los mensajes le quitan el misterio, Beth.

***

Me incorporé de nuevo en mi asiento, llevando mi cuerpo hacia adelante, poniendo los codos sobre el escritorio, entrelazando mis dedos y apoyando mi mentón en mis manos. Hoy es uno de esos días donde debo vestir un poco más formal, o como Jay lo describió: menos pantalones rotos y camisetas de bandas. Por lo que ando un pantalón de mezclilla ajustado, una blusa de seda blanca de tirantes delgados y algo holgada, con un blazer turquesa por encima, abierto y recogido hasta los codos y unos tacones negros.

Los clientes discutían entre sí ya que no sabían que les gustaría para la portada de su libro. Esta es mi primera semana como jefa y están a punto de sacarme de quicio. Ya les mostré tres de los mejores bocetos que vi, pero ninguno, según ellos dijeron, llena sus expectativas.

- Es que sería genial algo mágico con colores vivos... - dijo la chica.

- ¿Estás loca? El libro es de fantasía, pero no hace falta que los unicornios lo vomiten. - reí por lo bajo.

En tu mente. [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora