Capítulo Uno.

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23 de abril, 2014.

Me encontraba en una habitación simple, blanca, fría y un poco tétrica. Había máquinas, mangueras, jeringas, monitores y medicamentos por todas partes. La peor parte es que la mayoría de estas cosas estaban puestas en mí, y no recuerdo la razón. Inspeccioné mi vestimenta, una bata celeste pálido, sin nada más.

Intenté moverme sobre la superficie en la que me encontraba, pero una presión se ejerció en mi espalda, lo que logró que volviera a la posición inicial: acostada boca arriba.

Escuché la puerta abrirse, giré con cuidado mi cabeza, por lo menos eso sí lo podía hacer. Un tipo cuarentón entró por el portal, vistiendo un pantalón negro, zapatillas, una camisa de manga ¾ y una gabacha blanca encima. Alto, moreno, cabello oscuro, la barba y un bigote adornaban su rostro. Me sonrió cuando vio que lo observaba, se acercó lentamente, traía unos papeles en su mano y un bolígrafo en la otra.

- Señorita Masson, me alegra verla despierta. - fruncí el ceño, no tenía idea de quién era este señor. - Disculpa. Soy el doctor Clark, el médico que ha estado a cargo de su caso desde que llegó al centro de emergencias. - asentí ligeramente. - ¿Recuerda usted algo del accidente? - negué con mi cabeza. - ¿Nada? - repetí mi acto pasado. - Bien, las enfermeras vendrán a examinarte y tomarte los signos vitales, quizás te demos de alta hoy. - sonreí como respuesta. Él salió de la habitación.

***

- ¡Lauren! - la puerta se volvió a abrir. Esta vez, yo estaba sentada en la camilla, recostada al respaldar, con una sopa de pollo entre mis manos. Las enfermeras dijeron que me encontraba perfecta, aunque me recetaron morfina para el dolor, por lo que estoy algo drogada.

Miré la entrada y mi labios se curvearon en una sonrisa.

- ¿Me recuerdas, preciosa? - asentí ladeando la sonrisa. - Te he extrañado muchísimo. He venido todos los días a verte, pero los malditos no me habían dejado pasar, dijeron que solo tu familia podía ingresar. - dijo mi amigo llegando hasta donde yo me encontraba.

- Gracias. - hablé por fin. Mi voz salió pastosa, ronca y grave. Por lo que JJ comenzó a reír.

- ¿Lista para irnos? - fruncí el ceño. - Te dieron la salida, solo tienes que tomar muchos medicamentos. Pasarás drogada por un buen tiempo.

- Que reconfortante. - dije con sarcasmo.

El doctor Clark se asomó por la entrada, Jay le dio una seña para que pasara, y así lo hizo.

- Señorita Masson, espero que se mejore por completo. El dolor permanecerá por algún tiempo, le enviamos los medicamentos necesarios para que las molestias cesen.

- ¿Qué hay con esto? - dije apuntando el forro que cubría mi brazo izquierdo desde la mitad del brazo hasta la muñeca.

- Bueno... Después del accidente que tuviste. La fractura fue lo menor en la lista de posibilidades.

- ¿Lo menor? - preguntó JJ preocupado. - ¿Qué tiene?

- Relájese señor... - dejó la frase a medio terminar para que Jay la completara.

- Johnson. - dijo manteniendo la mirada seria en el médico.

- Mucho gusto. Su novia sufrió un golpe muy grave, pero para ser sincero, es un milagro que esté viva y sin muchas lesiones. El dolor en su espalda fue a causa del golpe, hay una lesión menor, estuvo inconsciente por algunos minutos, y gracias a los medicamentos permaneció dormida, o más bien drogada estos días para evitar el dolor. Tiene algunas cortadas y heridas, por ejemplo la de la ceja derecha - llevé mi mano hasta ahí, los hilos se sentían extraños. - las cuales ocurrieron por los vidrios del parabrisas. La bolsa de aire la golpeó y tuvo efecto latigazo con el cinturón de seguridad, por lo que te va a doler el pecho, y tienes un hematoma en esa zona, pero como ya lo dije, es un milagro que no hayan más complicaciones.

En tu mente. [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora