Capítulo Sesenta y tres.

325 32 101
                                    


18 de abril, 2015.

Subí al asiento del acompañante, volteé a ver al conductor quien me recibió con una sonrisa y un guiño. Se inclinó hacia mí, tomando con su mano derecha mi mentón acercándome a él. Presionó sus labios sobre los míos, en un beso corto ya que el cinturón de seguridad lo frenó.

Se alejó un poco quitando el cinturón y volvió a atrapar mis labios, esta vez haciendo el beso más lento y profundo. Su barba hacia cosquillas, aunque intenté omitir las ganas de reír. Se alejó por dos segundos y volvió de nuevo.

Esta vez no pude evitar reír por lo que provoqué que se alejara y me mirara con el ceño fruncido.

- Alguien anda las hormonas un tanto terribles. - dije burlona.

- No te veo desde que te fuiste a Sacramento. - se defendió - Así que tengo que cobrar todos los besos que no recibí en estos catorce días.

- ¡Llevas hasta la cuenta! - Lo acusé riendo - Y yo que me iba a quedar viviendo allá.

Sus ojos se abrieron sorprendido, luego se encogió de hombros.

- Mientras que rentes un apartamento donde quepamos los dos, no me molestaría.

Reí negando con mi cabeza, Alex se acercó y dejó un beso casto en mis labios, para poner el auto en marcha en dirección a la residencia de la bruja, digo, Mia.

- ¿Cómo está Joshua? - Ladeé mi cabeza y di un suspiro cansado. - Ese suspiro no me da buena pinta.

Han pasado ocho días desde que hablamos con Hill y ella no ha aparecido, ni siquiera le ha dado señales de vida a Jay, lo que me mantiene preocupada por ambas partes. Joshua no está completamente bien y en cualquier momento recae; Hillary está tan deprimida que no quiere volver y menos a dar la noticia.

Intercambié el número con Max para estar al tanto de Hill, ya que ella no está contestando los mensajes ni las llamadas, de nuevo está desconectada. Scar y yo hemos ido a visitarla una vez más, aunque no se nota mucho el avance.

- Me preocupa que decaiga. - sentí su mano tomar la mía, la llevó a sus labios dejando un beso en ella. - Espero que Hillary aparezca pronto.

- Pronto aparecerá y estoy seguro de que tendrá una gran explicación. - asentí sin dirigirle la mirada.

¡Sí que tiene una gran explicación!

Gracias al cielo Mia vive relativamente cerca del centro, por lo que en pocos minutos se llega y así evito meter las patas diciendo algo que no debería. Alex estacionó el auto frente al edificio, bajé del auto para sacar la silla de la cajuela y acomodarla en el asiento trasero.

Me arregosté a la puerta del auto para esperar que Alex volviera con Lucy, puesto que no quiero respirar en el mismo lugar que la bruja y por el bien de la humanidad es mejor que me mantenga lejos.

Dos minutos después Alex venía caminando con la princesa en sus brazos, aunque ella comenzó a moverse para zafarse del agarre, él la dejó en el suelo y ella corrió hasta llegar a mí, la alcé haciéndola reír.

- ¿Me extrañaste? - pregunté dejando un beso en su mejilla, para sentarla en la silla. Ella asintió con su cabecita, moviendo sus rulos.

Le coloqué el cinturón y cerré la puerta del auto, para subir a mi asiento.

***

- ¿Cómo dia... - sentí la mirada fulminante de Alex y cerré mi boca inmediatamente - cómo rayos perdiste al perro? - corregí.

Lucy iba saltando las líneas de los mosaicos de la acera.

- ¡No lo perdí! - Se defendió - Resultó tener dueño, así que lo entregué. - Se encogió de hombros - por eso estamos aquí. - dijo abriendo la puerta de un local. Vi el ventanal, una tienda de mascotas.  Lo miré sorprendida - ¿Qué?

En tu mente. [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora