7 de abril, 2015.Me levanté una vez más de la silla en la sala de espera, caminé de un extremo a otro en el pasillo. Son las cuatro de la mañana, llegué hace media hora, mi maleta está en casa de Molly, simplemente decidir venir inmediatamente.
Ando un vestido de manga corta, con unas pantis por debajo y mis botas. ¡Estoy muriendo de frío! Odio los hospitales, este ambiente y el frío que corre por los pasadizos, muchas veces he pensado que ese frío podría ser el alma de alguna persona, por lo que mi piel se eriza cada vez que esa idea traspasa mi cerebro, ya que estoy sola en el pasadizo. Es decir hay dos enfermeras en la recepción, pero aparte de ellas y los pacientes, soy la única acá.
Me arregosté a la pared, dejando que mi cabeza pegara contra la misma. Dejé que mis brazos cayeran al lado de mi torso. Cerré mis ojos por un segundo, tengo sueño y frío, intento mantener mi calma y no golpear a las enfermeras por no dejarme entrar a ver a mi mejor amigo.
Escuché las puertas del elevador abrirse y varios pasos, aunque realmente no quería abrir mis ojos. Sentí un brazo pasarse por mis hombros, tirando de mí. Abrí mis ojos encontrándome con un torso masculino. Mi labio inferior comenzó a temblar por el frío.
- ¡Dios, pequeño ángel, estás helada! - me encogí de hombros. Sentí se alejó un poco, se quitó su chaqueta y la colocó cubriendo mis hombros. Metí mis brazos en las mangas, me quedaba bastante grande, pero es lo suficientemente caliente para evitar que muera congelada.
Tomó mi mano y tiró, jalándome hacia las bancas, se sentó y yo a su lado. Sentía mi cuerpo sin fuerzas, no dormí en el vuelo, y la cafeína que ingerí hace unas horas ya se está disipando. Rodeó mis hombros, arregosté mi cabeza en su hombro.
- Te llevo a la casa para que duermas unas horas - negué con mi cabeza. - Lauren, las visitas comienzan a las ocho de la mañana, no te dejarán entrar antes.
- No... no importa. ¿Por qué... por... por qué estás... aquí entonces? - pregunté intentando que mi mandíbula no diera tantos brincos.
- Molly me llamó - levanté mi cabeza para mirarlo - sí, también me sorprendió. Creo que estaba lo suficientemente preocupada para no balbucear. Me dijo que nos has dormido nada y que tu teléfono estaba descargado.
Volví a arregostar mi cabeza en su hombro, él fortaleció el abrazo. Comencé a sentir mi cuerpo empezando a normalizar su temperatura, aunque aún me temblada la quijada.
Mis ojos comenzaron a ceder al sueño.
***
Miré la habitación y negué con mi cabeza. Me incorporé, logrando ver a Mike arregostado en la puerta. Se acercó y se sentó en el borde de su cama.
- Como que se te ha hecho costumbre amanecer en mi cama, solo reza porque Scar no se entere. - rodé mis ojos y él rió.
- ¿Qué hora es y por qué me trajiste? - él sacó su teléfono, mirando la hora.
- Diez y un poco. - abrí mis ojos y quité las sabanas de encima.
Miré mi ropa, enarqué una ceja hacia él. Levantó sus manos intentando verse inocente.
- Prometo que solo te cambié... Aunque tú me comenzaste a coquetear. - me levanté y golpeé su cabeza con mi mano.
- Estaba cansada, no drogada.
Escuché su risa, abrí el armario y saqué un pantalón vino y una blusa de manga ¾ gris. Abrí el otro cajón y saqué una bolsa plástica pequeña con una puesta de ropa interior.
- Apuesto a que ni en la casa de Alex tienes ropa. - lo escuché decir divertido.
Lo ignoré y entré al baño, con la intención de darme una ducha para ir de vuelta al hospital. Dejé que el agua empapara mi cuerpo, me enjaboné, pero no lavé mi cabello, de lo contrario demoraría un siglo en la ducha.
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En tu mente. [Editando]
General FictionUn pasado complicado. Un presente confuso. Un futuro inesperado. Un accidente traumático. Un despertar atónito. Una sorpresa inexplicable. Una pista desconcertante. Una huella difuminada. Y una verdad escondida. Conoce el...