Capítulo Cincuenta y cuatro.

333 33 114
                                    


5 de febrero, 2015.

Tomé el pastel pequeño de chocolate, con cubierta de chocolate y pequeños besos de chocolate por encima. Le coloqué las velitas, los ojos grises de Hannah me siguieron de cerca. Ella se acercó a la puerta de la habitación de su hermano, abriéndola con cuidado, evitando hacer ruido.

Una vez que estaba abierta, vi la figura de un chico de pie junto a la cama, rodé los ojos. Una vez más está despierto.

No esperaba el momento en el que Hannah saltó sobre la espalda de su hermano, amarrando sus piernas en la cintura de él, haciéndolo perder un poco el equilibrio. Joshua dejó sus manos en las piernas de Hannah, para evitar que cayera.

- ¡Hannah, estás loca! - lo escuché reír.

- ¡Y me adoras por estar loca! - le contestó ella riendo.

Dejé el pastel sobre el escritorio, me acerqué a ellos, dándole un golpecito a Jay, haciendo que perdiera el equilibrio por completo y cayeran ambos en la cama. Me estiré y lancé sobre los dos, aplastándolos.

La carcajada de Jay resonaba en la habitación, acompañada por la risa fuerte de Hannah.

- Feliz cumpleaños, hermano. - Hannah tomó una almohada, estrellándola contra el rostro de su hermano.

En dos segundos Joshua estaba armado y repartiendo almohadazos a cualquiera. Yo estaba por fuera de la guerra, aunque sentí el golpe en mi espalda, me volví entrecerrando mis ojos hacia él. Hannah subió a la cama, golpeando la cabeza de Joshua.

- ¡Me las pagarás! - dijo riendo antes de subir él también y seguir peleando con Hannah.

Una vez que ambos estaban exhaustos, se sentaron en el borde de la cama, agotados y con la respiración entrecortada. Joshua volvió a ver a Hannah, pasó su brazo por los hombros de ella, acercándola a él. Besó su cabeza y levantó la mirada hacia mí.

- Ven acá, preciosa. - ladeé mi sonrisa y caminé hasta sentarme al lado desocupado. Pasó su brazo por mis hombros e imitó la acción que había hecho con Hannah. - Esta es la razón por la que amo mi cumpleaños. - dijo sonriendo. - Falta Elena, para completar a mis tres niñas.

- ¿Y yo qué? ¿Ya me olvidaste? - levanté la mirada y negué con mi cabeza.

- Sigo sin entender por qué demonios te di una copia de la llave de esta casa. - comentó Jay riendo.

- Porque me amas y no puedes vivir sin mí, aparte de otras cosas... - miró a Hannah - pero es mejor que tu hermanita pequeña no sepa eso de su hermano - le dio un guiño a Joshua.

Mike cayó encima de Joshua, aplastándolo por completo. La risa de Hannah se escuchaba y apuesto que a tres cuadras aún se escucharía.

- ¡Michael quítate de encima, estás gordo! - gritó Jay, haciéndome reír. Me levanté y Mike cayó acostado en el espacio donde yo estaba.

- No estoy gordo, Joshua. - Le contestó indignado - estoy sabroso. - completó con una sonrisa coqueta. - En fin, te traje un regalo, aunque estoy dudando si te lo doy, me acabas de llamar gordo.

***

Me coloqué una camiseta de Alex y un par de pantalones gastados, junto a unas converse viejas y salí de mi habitación, topándome con Hannah terminando de ponerse sus zapatos.

- ¿Y tu novia? - pregunté mirando a Mike, estaba acostado en el sillón.

- ¿Y tu novio? - devolvió la pregunta.

- ¡Pregunté primero! - me defendí.

Él se incorporó, poniéndose de pie y caminando hacia la puerta. Jay llegó terminando de arreglar su cabello con sus manos.

En tu mente. [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora