Capítulo Cuarenta y dos

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24 de diciembre, 2014.

- ¡Despierta! - escuché lo bastante cerca de mi oído como para despertar de golpe y chocar mi frente con la cabeza de la otra persona. - ¡Idiota! - Vi a Hannah sentarse en el borde de mi cama con su mano sobre su frente.

Una punzada atravesó mi cráneo. Cerré los ojos con fuerza.

- ¿Qué diablos? - pregunté cuando el dolor se pasó un poco.

- Mike llega en veinte minutos. Iremos a desayunar. - fruncí el ceño. - Es Noche Buena.

- Sí, ya sé. No entiendo porque diablos seguimos con esta tradición. - dije quitando la cobija de encima y saliendo de mi cama. - ¿Iremos en pijama?

Hannah asintió, me encogí de hombros, me coloqué los tennis y tomé el abrigo. Entré al baño y lavé mi rostro. Acomodé un poco mi cabello con mis dedos.

Escuchamos la bocina del auto de Mike, ambas salimos de mi habitación y Jay nos estaba esperando -en pijama- arregostado a la puerta principal de la casa.

Subimos al auto y reí por lo bajo.

- Gracias al cielo este año decidiste ponerte algo más. - reí de nuevo viendo el pijama de Mike.

- Joshua me obligó. - contestó de malas. - Lo bueno es que vamos a ir por ese desayuno.

Puso el auto en marcha.

El año pasado se le ocurrió que iría en bóxer. Solo eso. Ocurrieron tres cosas:

1. Casi muere por hipotermia.
2. Las meseras del restaurante casi se infartan.
3. El gerente del lugar nos vetó por tres meses.

Mike usó su excusa y le dijo al gerente que gracias a él ahora tendría más ventas ya que tener a un espécimen tan atractivo atraería más chicas, por lo que las ganancias aumentarían. También le aconsejó que usara algo más caliente que el abrigo de lana y los pantalones holgados.

- ¿No han pensado en cambiar la tradición? - nos recibió el gerente. Los cuatro negamos con la cabeza.

- Veo que siguió mi consejo - le habló Mike, observé al hombre y asentí. Traía una camisa de manga larga de ¾ morada, con un pantalón ajustado. - Me alegra haber ayudado a un alma en pena. - se encogió de hombros y buscó una mesa.

- ¡Preparen lo mismo de todos los años! - gritó Hannah, el cocinero rió y asintió.

Negué riendo y seguí a los chicos.

Como no es nuevo, la vista de los comensales estaba dirigida a nuestra mesa. Son las ocho de la mañana, estamos en pijama y tennis, sin peinar, ni bañar... Estoy segura que Mike ni siquiera se lavó la cara.

- ¿Eso que tienes ahí - señaló Hannah - es pintura de labios? - guié mi mirada al cuello de Jay. Él llevó su mano inmediatamente al lugar señalado y sus mejillas comenzaron a tomar color.

- ¡Joder! - dijo Mike riendo - ¡Mi mejor amigo dejó la puta castidad!

La mesera entregó el café y el vaso de jugo de naranja; se retiró riendo.

- ¡Un brindis - Mike tomó el vaso de jugo y lo alzó - por mi mejor amigo y su vida sexual! - le dio un trago al jugo y una palmada en el hombro a Jay. Las mejillas de Joshua estaban coloradas, las carcajadas de Hannah resonaban en todo el local. - Bienvenido amigo. ¡Te prometo que no te arrepentirás!

- ¡Salud! - dije riendo. Choqué mi vaso con el de Mike, Jay entrecerró sus ojos hacia mí.

- Tenemos que decirle a Hill que sea más cuidadosa y menos salvaje - habló Hannah haciéndonos reír a Mike y a mí.

En tu mente. [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora