Capítulo Sesenta y cinco.

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28 de abril, 2015.

Abrí la puerta de mi habitación con la intención de ir a la cocina a buscar algo de comer. Vi a Jay correr por el pasillo y varios peines, cremas para el cabello y ese tipo de cosas volar hacia él. Ágilmente las evitó, haciendo movimiento extraños.

Me arregosté al umbral de la puerta viendo la escena. Vi a Hannah y Nathan asomarse por el pasadizo.

- Hill, respira. - intentó calmarla Nathan.

Solo logró que otro peine cayera a unos metros de él. Nathan se escondió detrás de Hannah, usándola como escudo.

Vale, esto ha sido algo complicado. Joshua obviamente aceptó al bebé, lo que le ha dado mucha seguridad a Hill, aunque los síntomas del embarazo que no se habían dado a conocer ya lo hicieron. Hasta su barriga se echa a notar, lógicamente aun no rodará.

Resultó que Hill solo sabía que estaba embarazada, pero no ha asistido a ningún examen ni ecografía. Ahora que tiene el apoyo del padre del pequeño o pequeña, irán. Joshua llamó a sacar la cita a escondidas de Hill, puesto que ella no está muy convencida de eso. Aún no ha digerido bien la noticia.

Así que cuando se enteró de que Jay había sacado la cita y que debían ir hoy, se molestó y ahora es como reunirse con el demonio; contando que el demonio sería más civilizado. Lleva una hora lanzándole cosas a Joshua y a cualquiera que intente calmarla.

Ella cerró la puerta de la habitación de Joshua, lo volteé a ver. Se arregostó a la pared y pasó su mano por su cabello, luego por su rostro. Dio un suspiro cansado y abrió de nuevo sus ojos, encontrándonos a nosotros con la mirada dirigida a él.

- Están poniendo a prueba tu paciencia, hermanito. - Hannah dejó su mano sobre el hombro de él.

Joshua le dio una mala mirada, luego asintió.

- Vayan a comer algo - hablé mirando a los tres, Jay frunció su ceño - intentaré hablar con ella. - Joshua comenzó a negar con su cabeza - si no salgo en diez minutos, compren el ataúd.

Por lo menos logré que Jay riera un poco. Di un bufido y entré en la habitación; inmediatamente un zapato pasó al lado de mi cabeza, abrí mis ojos asustada.

Hill estaba sentada en la cama, con sus piernas recogidas hacia su pecho. Me acerqué y senté en el borde de la cama, la vi levantar el siguiente objeto volador, aunque mis manos se movieron más rápidamente, impidiéndole que me lo lanzara.

- Hillary... - la escuché sollozar. - Entiendo todo el cambio de humor, es parte del embarazo, pero de verdad pareces una maldita con Joshua. - ella levantó su mirada, tenía sus ojos rojos al igual que su nariz y pómulos.

- ¿Me estás diciendo maldita? - preguntó indignada.

- Estoy diciendo que deberías levantarte, terminar de alistarte e ir a esa cita con Jay. - Ella negó con su cabeza - Tienes la bendición de que el padre de ese pequeño es un gran hombre y se está haciendo cargo de él o ella.

- No quiero ir. - sorbió su nariz. - No quiero perderlo.

Negué con mi cabeza.

- No lo harás, pero para darle las mejores condiciones de vida debes asistir al control. Jay no dejará que nada malo te suceda, te lo prometo.

Ella levantó su mirada, dirigiéndola a mí. Limpió sus mejillas con los dorsos de sus manos. Escuché la puerta abrirse y a Joshua entrar con cuidado, como si estuviera esperando el siguiente zapato volador. Se acercó a Hill, sentándose a su lado pasando su brazo por los hombros de ella, pegándola a su cuerpo y besando su cabeza.

En tu mente. [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora