Capítulo Treinta y nueve

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- Creí que la madre no estaba presente. - contestó algo confundido el médico.

- Por desgracia volvió. - dijo Alex en susurro. Mia le dio una sonrisa de mala gana y rodó sus ojos.

- Bueno - el pediatra miró las hojas en sus manos de nuevo - después de muchos chequeos y valoraciones en el desarrollo, tenemos la certeza de informarles que la pequeña no es autista. - un suspiro de alivio se escuchó de parte de Mia, la volteé a ver. Estaba con sus brazos cruzados debajo de su pecho, resaltando sus pechos que por poco escapan de la blusa.

- ¿Entonces? - preguntó Kyle. Lucy tenía su manito en el brazo de su padre y él acariciaba el cabello de la pequeña.

Miré a Alex, estaba mordiendo su labio inferior y seguía dando pequeños golpecitos con su dedo índice en su pierna.

Por un instinto, supongo, tomé su mano y entrelacé sus dedos con los míos. Él me volteó a ver, frunciendo el ceño, luego sonrió, tratando de verse seguro. Dejó un beso en mi cabeza.

- No sé si han oído hablar sobre el Síndrome de Rett - todos negamos con la cabeza - este es un síndrome que se puede confundir con el autismo o bien con la parálisis cerebral. Es un defecto de genética, afecta a los cromosomas X.

>> Se da en niñas, puesto que tienen dos cromosomas X, en los varones es muy probable que el paciente no sobreviva. - abrí mis ojos con sorpresa. - Este síndrome se presenta en uno de cada diez mil niños, aproximadamente. - Miró sus documentos - por ser tan extraño, su diagnóstico es difícil, aunque no imposible.

- ¿Qué produce? ¿Es mortal? ¿Qué tan grave es? - interrogó Alex.

- Alexander deja al médico hablar. - lo reprendió Mia, sin quitarle la mirada al doctor.

- Dentro de sus síntomas se encuentra: los problemas respiratorios, rigidez muscular, convulsiones, perdidas en el patrón del sueño - Kyle iba asintiendo a cada una de esas cosas - y los que lo confunden con el autismo es el desarrollo normal del niño, ya sea en el desempeño social o en la lengua.

Mia miraba sus uñas, como si fuera más importante que ver a su hija en una cama de hospital. Kyle no dejaba de acariciar el cabello de Lucy y Alex cada vez fortalecía más el agarre de mi mano en la suya.

- Hay tratamientos: pueden ayudar con la alimentación, métodos para tratar el estreñimiento y el reflujo gastroesofágico. Fisioterapia para prevenir problemas en las manos y ejercicios de soporte de peso para evitar la escoliosis. - al vernos tan confundidos, supongo que decidió iluminarnos un poco - No es un síndrome mortal, se puede tratar y ayudarla a ella a superarlo. Con forme los años pases se hará más normal.

>> Comprendo el sentimiento de impotencia, soy padre - Mia dejó caer sus brazos a ambos lados de su cuerpo. - y sé que es ver a un hijo tratando de tomar aire y no saber qué hacer. Puede llegar a ser más frustrante para el padre que para el niño, pero tanto tú - vio a Kyle - como ella, se irán acostumbrando.

>> Le enviaremos los medicamentos necesarios para un desarrollo más normal. - Kyle asintió aun en estado de shock. - Lucía se puede retirar ya, pero en el momento en que presente una crisis deberán traerla y seguiremos en contacto.

El médico se acercó a Kyle y estrechó la mano con él, al igual que con Alex. Le dio una mirada corta a Mia y salió, cerrando la puerta detrás de él.

Alex se dejó caer en el sillón individual, pasando sus manos por su cabello. Kyle tenía su vista ceñida en la pequeña, quien le devolvía esa devota mirada.

- ¿Eso quiere decir que nos podemos llevar a la niña? - levanté la mirada. Mia se acercó a la cama y Lucy la miró mal. - ¿Por qué me ves así, pequeña? - Lucy se abrazó más al brazo de Kyle.

En tu mente. [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora