9 noviembre, 2014.
Sentí una presión horrible en mi cabeza, cerré con fuerza mis ojos.
Poco a poco logré abrir mis ojos, intentando que la claridad no los volviera a cerrar. Visualicé el lugar. Esta no es mi habitación, esta no es mi cama, esta no es mi ropa. Miré aterrada el espacio. Bajé la mirada, en mi brazo había una de esas agujas enormes y espantosas penetrando mi piel, llegando hasta la vena.
- Es bueno verla despertar, señorita Masson. - volteé a ver en la dirección en la que venía la voz. Una chica joven estaba entrando en la habitación, traía una bandeja con algo en ella. Se acercó y ladeó la sonrisa. - Tome esto, le caerá bien a su estómago. No puede comer nada pesado por unas horas.
Miré con desconfianza el vaso con el líquido.
- Es jugo de manzana. - Asentí y lo tomé. Ella se dio media vuelta, dirigiéndose a la salida.
- ¿Por qué estoy aquí? - pregunté cuando terminé de tragar el jugo.
Ella se volteó de nuevo.
- Recuerdo que golpeé a una chica, luego todo se volvió oscuro. - completé.
- Así es. Los guardas de seguridad del centro comercial la arrestaron, cuando la llevaban hacia la oficina, perdiste la consciencia. Una chica te trajo acá, acompañada por uno de los guardas. - Tomó aire - te examinaron y te mantuvimos sedada estos días, para que reposaras y descansaras. Un joven realmente atractivo nos dio la orden. - fruncí el ceño. - Ya llamamos al joven, dijo que vendría en segundos. - asentí.
***
Mi cabeza estaba arregostada al respaldar de la cama y mi mirada perdida en la serie de televisión. Me siento bastante drogada. Oí la puerta abrirse.
- Estás bien. - escuché y volteé a ver.
Mi mejor amigo caminaba hacia mí, con un ramo de flores, las cuales dejó en la mesita al lado de la cama. Se acercó y besó mi frente.
- De verdad amas asustarme.
Le di una mirada corta y volteé mi vista al televisor de nuevo.
- ¿Por qué estás molesta?
- Les dijiste que me sedaran. - dije fría, sin voltearlo a ver.
- Lauren... - lo interrumpí.
- Me dejaste aquí, sedada. Les diste la autorización para que me durmieran.
Él se sentó en el borde de la cama, viéndome. Apagó el televisor.
- Tienes razón. Dejé que te sedaran. Lo siento. - Bajó la mirada - Pensé que ocupabas descansar, relajarte uno días. En casa no lo harías. Estuve viniendo todos los días, en la mañana y en la noche. Entraba a la habitación te acomodaba las almohadas y te arropaba. Luego volvía al día siguiente.
Mantuve mi mirada en la de él. Sus ojos estaban bordeados por dos aros oscuros.
- Te quiero, princesa. Nunca te abandonaría.
Me hice un lado para que se acostara conmigo. Él ladeó su sonrisa y se acomodó a mi lado.
Mi garganta dolía, al igual que mi estómago. Me encontraba tirada en la cama de hospital, una vez más fallé. La puerta se abrió de golpe, mi mejor amigo entró bufando.
- ¡Te odio! - gritó y las lágrimas comenzaron a caer por sus mejillas. - Te odio tanto. Eres una egoísta.
Susana entró detrás de él, abrazándolo.
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En tu mente. [Editando]
General FictionUn pasado complicado. Un presente confuso. Un futuro inesperado. Un accidente traumático. Un despertar atónito. Una sorpresa inexplicable. Una pista desconcertante. Una huella difuminada. Y una verdad escondida. Conoce el...