Capítulo XXIV; Lo mejor para nosotros.

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— ¿Pensaste en ser pediatra? —El mayor asintió—

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— ¿Pensaste en ser pediatra? —El mayor asintió—. ¿Qué te hizo cambiar de especialidad?

—Fue en mi primer año, en una apuesta con Jihyo. Perdí 'piedra, papel o tijera', esa especialidad no estaba tan mal cuando era joven. Me gustó, pero no sentí la vocación que mis maestros trataban de implantar en mi.

—Es una lástima, pero pienso que la pediatría no es para cualquier médico. Además de los niños, también tratas con la magia, la imaginación, la fantasía e inocencia. Hay que ponerse en su lugar, ser como ellos y seguir las reglas de su propio juego.

Mundo rosa. A Jimin le hubiera encantado que algo así existiera, pero la cruda realidad era otra. En pediatría, se reencontró con su niño interior, ese que pidió ayuda muchas veces y no supo identificarlo; allí era un niño más. Salía del doloroso mundo color negro, blanco y ciertas tonalidades de gris, y escapaba a un mundo donde el arcoiris era el protagonista y las risas siempre estaban presentes.

A medida que le comentaba sobre su especialidad, el neurocirujano le prestó más atención al destello que se hacía presente en los opacos ojos color avellana del otro. Era de los pocos temas que causaban algo en Jimin, y Yoongi se sentía devastado siempre que el menor trataba de contarle una parte de su historia, los tormentos que le generaba la simple existencia de su padre y lo traumante que fue para él haber vivido en carne propia un accidente que acabó con la vida de su madre.

—Pienso igual. No existe eso en neurología, al menos no en todos los casos que he tenido, o también en alguna otra especialidad. Creo que esa es otra cosa que admiro Taehyung y de ti, porque ustedes crean un mundo muy bonito para esos niños. No es fácil permanecer en el hospital, enfermo y sin movilidad. Eso es de gran ayuda, ¿sabes? —Sinceró, incluso a veces extrañaba el sonido de la risa de los niños en pediatría. Te levantaban el ánimo. Te hacían feliz. Te acompañaban los trescientos sesenta y cinco días del año.

Yoongi probó lo que era sentirse ausente y solo cuando inició su residencia en Wooridul. Las guardias en aquellos tiempos eran muy duras, y probaban las habilidades de los cirujanos jóvenes para todo tipo de emergencia a cualquier hora del día. A los maestros no les importabas, ellos estaban allí para educarte y desafiarte.

Cuando finalmente le tocó estar en ese lugar como titular y maestro de un grupo de residentes, Yoongi no se sentía capacitado para enseñarles. Él era apasionado por neurología, muy inteligente y dedicado en ese ámbito, pero le daba muchos escalofríos fingir ser un monstruo con sus aprendices.

Tenía que ser estricto, dócil y exigirles, y lo era. Sin embargo, aquel era su límite. Nada de maltratos, nada de exigencias que ponían en peligro la salud de todos. Ser estructurado, no un animal como los maestros de su época residencial. Siendo de esa forma, Jisoo fue capaz de acabar su residencia en paz, y los demás eligieron a lo que estaban destinados a ser. Si amabas algo, debías mantenerlo contigo, aunque esto para Yoongi sólo fuera aplicable a la hora de acentuarse a una especialidad médica.

Enchanted To Meet You | YoonMin (Serie Only, 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora