Capítulo XXXIX; Sundubu jjigae para papá.

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Especial narrado por Kim Seokjin

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Especial narrado por Kim Seokjin.

—Lleven al señor Hong a terapia intensiva, por favor —Los miré a todos con ojos muy cansados, pero tenía una leve sonrisa satisfactoria en mi. Mis orbes se toparon con los de mi residente, pocos segundos después, y mientras los demás se retiraban, me dispuse a su lado y le dije—: Doctora Sana, quiero que mantengas un control de su evolución durante las próximas veinticuatro horas, ¿de acuerdo? —Ella asintió, apartándose un poco de mi lado—. Serás tú quien se encargará de comunicarse con su familia, hiciste un buen trabajo.

Le aplaudí cortamente y me quité el equipo de protección para desecharlo en el cesto rojo de tamaño mediano, suspirando de agotamiento porque sentía como si un camión hubiera pasado sobre mí. Las cuatro horas dentro de ese quirófano después de una mañana llena de papeleo en una mala posición en la silla de mi oficina, no fue nada bueno. De hecho, el noventa porciento de mi cuerpo repleto de tensión podría decirlo todo.

Era una cruda realidad que comenzaba a sentirme un anciano, y tratar de aceptarlo me llegaba a enfurecer. Tenía treinta y cuatro años, la vida era demasiado dura a esa edad a pesar de aún estar en la flor de la juventud, pero no pasaba un día de mi vida en el cual no me quejaba de los dolores de espalda, de mis hombros y mi cuello tensos, de lo agotador que era para mi correr a veces cuando ocurría una emergencia.

Respiré hondo mientras caminaba al ritmo de un perezoso hacia el ascensor, cerré mis ojos al ingresar y bajé del cubículo de metal en cuanto se detuvo un minuto más tarde. Busqué la puerta de mi oficina con rapidez, puesto que necesitaba recostarme sobre el sofá durante un tiempo indeterminado y rogué en ese corto trayecto que nadie apareciera a molestarme. Hoy, luego de varias semanas donde me preparé mentalmente, iría a visitar a Sunhee y quería recuperarme un poco de mi larga jornada antes de eso, porque necesitaba que mis ojos dejaran de cerrarse en contra de mi propia voluntad, pero pareciera que Namjoon no notó mis horribles ojeras al detenerme en el momento justo que había tomado el picaporte de la puerta. Me detuvo sosteniendo con su mano mi muñeca y reaccioné a apartarme con un poco de brusquedad.

— ¿Qué haces? —Le cuestioné, juntando mis cejas. Aunque llevaba una mirada muy curiosa al direccionarme a él.

—Lo... Lo siento —Realizó una reverencia corta al hablarme, y allí noté que sus pómulos estaban enrojeciendo y mi corazón se enterneció demasiado. Entonces decidí sonreírle cuando me miró, intentando que con ello se diera cuenta de que no me había molestado con él. Bueno... solo un poco.

Sin decir nada más, le cedí el paso a mi oficina. Namjoon cerró la puerta detrás de mí y, como sentía una confianza absoluta entre él y yo, no dudé ni un solo segundo en tirarme sobre mi precioso y perfecto sofá. Lo había comprado en mis cortas dos semanas de vacaciones hacía un año atrás, y este último tiempo me felicitaba a mi mismo por tal decisión.

—Veo que estás agotado, ¿quieres que regrese en otro momento? —Me consultó con cierto eje de timidez mientras se levantaba de la silla ubicada al frente de mi escritorio.

Enchanted To Meet You | YoonMin (Serie Only, 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora