[ 𝐏𝐑𝐈𝐌𝐄𝐑 𝐋𝐈𝐁𝐑𝐎 𝐃𝐄 𝐋𝐀 𝐒𝐀𝐆𝐀 '𝐎𝐍𝐋𝐘' ]
«Encantado de conocerte.»
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Yo, Min Yoongi, lo tenía todo; sin embargo, seguía siendo insuficiente. Y por años continuó de esa manera hasta que un día él y yo nos conocimos de la forma má...
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Por los constantes roces de la polla nuevamente erguida y lista para saciar en profundidad los deseos de Jimin, éste yació bajo la desesperante necesidad de ser llenado por cada fibra que componía aquel grueso y largo pene.
—De acuerdo, Jiminnie, ve hacia el escritorio y alza tu pierna sobre él. Quiero verte lo más expuesto posible, bambino.
Y como se le fue demandado, Jimin lo hizo. Ofreció una vista despampanante de su entrada y su culo a Yoongi, quien ya no estaba siendo capaz de soportar su erección mientras se deshacía en jadeos bajos al tener su mirada clavada en la imagen frente a él.
Como si fuera poco, el pelirrubio decidió tentar aún más a Yoongi al usar sus manos para estirar cuanto pudo sus mejillas traseras para entregarle al mayor la mejor de las vistas con su entrada contrayéndose de pura y exclusiva necesidad por aquel falo duro y goteante que el pelinegro masajeaba con astucia.
Yoongi no pudo resistirse un segundo más y fue acercándose al menor con cautela, pretendiendo que Jimin enloqueciera por la lentitud de sus pasos. Sin embargo, no escuchó ningún reclamo, aunque si algunas murmuraciones que le sacaron una ladina sonrisa.
El pelinegro se inclinó sobre el cuerpo ajeno, llevando sus labios detrás del lóbulo de la oreja del menor, jadeando por el insistente meneo de las caderas de Jimin sobre su polla erecta.
—Ti fotterò forte, Park —sentenció, con una perfecta pronunciación italiana que le causó a Jimin una oleada de escalofríos por la tonada ronca y profunda que su mayor utilizó para decir aquellas palabras.
Siempre fue débil ante el acento italiano de Yoongi, y lo admitirá infinitamente. Porque esa profunda voz lograba cosas impensables en él, mandándolo al paraíso y trayéndolo de vuelta para dirigirlo al maldito infierno donde cada palabra calaba su ser y lo consumía, volviéndolo débil y sumiso.
A pesar de no haberle entendido al inicio, el mayor se encargó de traducirlas al coreano con un tono de voz que hizo que Park casi se derritiera sobre aquel escritorio:
—Te voy a follar duro.
—Cómeme. —demandó el menor, y lo próximo que su boca formuló fue un largo gemido de satisfacción.
El neurocirujano se había deshecho del contacto de su torso desnudo con la espalda de Jimin, inclinándose un poco hasta que su boca se hundió en aquel agujero necesitado. Él debía preparar a Jimin lo más que pudiera, en verdad no deseaba follarlo sin ninguna preparación previa que evitara que se hiriera a sí mismo.
Se mantuvo un buen rato penetrándolo con su lengua, su músculo era ágil junto a los dedos que había colado también dentro. Jimin chillaba, sintiéndose de maravilla porque Yoongi siempre supo cómo llevarlo al mismísimo cielo solo con sus dedos y par de palabras que enviaban cosquillas insoportables en su vientre.
