[ 𝐏𝐑𝐈𝐌𝐄𝐑 𝐋𝐈𝐁𝐑𝐎 𝐃𝐄 𝐋𝐀 𝐒𝐀𝐆𝐀 '𝐎𝐍𝐋𝐘' ]
«Encantado de conocerte.»
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Yo, Min Yoongi, lo tenía todo; sin embargo, seguía siendo insuficiente. Y por años continuó de esa manera hasta que un día él y yo nos conocimos de la forma má...
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Miedo, angustia, incertidumbre. Pura mierda. Las visitas de su padre siempre le dejaban un mal sabor en la boca, palabras atoradas en su garganta que nunca se animaba a gritarle en el rostro y un millón de gotas saladas que luchaban sobre aquellos ojos marrones claros como la miel para poder deslizarse sobre sus mejillas.
Ninguna distracción funcionaba. Su padre le había comunicado que rondaría por su oficina en la tarde y aún no daba señales de vida, por lo que Taehyung se mantuvo al tanto durante mucho tiempo y apenas había logrado almorzar debido al malestar estomacal que sus propios nervios mal controlados le causaban.
Rodeó su escritorio y se quedó de pie por un buen rato, y nadie golpeaba a su puerta para molestarlo porque sabían lo alterado que el jefe del área pediátrica podría estar con las visitas que jamás serían deseadas y buenas para él.
—Tú puedes, Taehyung, tú puedes enfrentarte a ese anciano como todas las veces anteriores. Sé valiente, sé valiente, sé-... —Se obligó a callar cuando el picaporte de la puerta de su oficina fue abierta sin permiso, más no pudo protestar porque de reojo reconoció a la figura de su padre.
Bajó su mirada, fingiendo distracción mientras tomaba aquellos pocos segundos, antes de que su padre comenzara a hablar, para acomodar sus ideas y hacerse la idea de que su padre estaría junto a él durante unas horas sólo para mortificarlo con tonterías, con regaños sin válidos argumentos, y algún tema que a Taehyung le fuera incómodo. Como aquella vez que hablaron sobre las famosas citas a ciegas, sin embargo a pesar de permitirlo desde sus veinte años, aquellas salidas no eran con cualquier persona sino con mujeres hijas de grandes e importantes hombres que podrían beneficiar al grupo Kim en todo momento.
De un parpadeo, Taehyung se movió y le concedió un permiso a su padre para que se sentara frente a él, y más tarde imitó su acción en su silla para escritorio habitual.
— ¿No vas a ofrecerme nada para beber? —Le dijo su padre sin una pizca de bondad.
—No tengo tu vino preferido, pero lo que quieras beber puedes encontrarlo en la cafetería de la planta baja. Aunque me imagino que será una charla corta, te pediré que no pierdas el tiempo, padre.
La forma de hablar de su hijo, descolocó a su padre por completo y en el ambiente de su oficina se creó un terrible silencio incómodo en la espera de las próxima charla que tendrían.
— ¿A qué has venido, papá? —cuestionó el menor, recargándose sobre su asiento.
—Vas a retomar las citas, Taehyung—informó y aclaró su garganta para continuar diciendo—: Sin embargo, esta vez será diferente. Quiero que conozcas a la hija de un amigo muy cercano a nuestra familia. Tzuyu es encantadora.
Taehyung soltó una risa muy sutil, se acomodó sobre su asiento con mucha calma a pesar de que su corazón bombeaba aceleradamente debido al enfurecimiento que sentía por que su padre intentase controlar su vida personal e íntima.
