Capítulo XXV; Inesperado.

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—Lo siento mucho, pero el doctor Min se encuentra fuera de Seúl —Jin volvió a repetir, deseando haber colgado en el preciso momento que presionó el botón verde en su pantalla, teniendo una corazonada muy fuerte antes de acercar su teléfono a su oreja

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—Lo siento mucho, pero el doctor Min se encuentra fuera de Seúl —Jin volvió a repetir, deseando haber colgado en el preciso momento que presionó el botón verde en su pantalla, teniendo una corazonada muy fuerte antes de acercar su teléfono a su oreja.

—“Es urgente, doctor Kim, se lo suplico. Tráelo y yo hablaré con él, por favor.”

Un sonoro suspiro salió de sus carnosos labios y observó el cielo raso unos segundos para después asentir, finalizando la llamada sin siquiera esperar algún tipo de agradecimiento.

A sabiendas de que al neurocirujano no le gustará la idea, y además lo colocará de mal humor cuando tuviera de obligarlo a regresar, cancelando el resto de su agenda personal por alguien que hasta llegó a ofrecerle cantidades exageradas de dinero para que cediera. Dinero que por supuesto que no aceptó, prefiriendo someterse a la furia inminente de Yoongi.

Realizando un pronunciado puchero y haciendo un berrinche en su lugar, puesto que no quería enfrentar a su mejor amigo furioso porque jamás le ha gustado. Solía darle mucho miedo que esos ojos profundos y oscuros le mirasen, sumándole que Yoongi habitualmente tensaba su mandíbula y le daba señal al castaño de que corriera por su vida.

Con sus orejas rojas, salió de su oficina y de inmediato su secretaria colocó varios sobres con papeles de todo tipo, por lo cual reaccionó un poco tardío y algunos de ellos cayeron al suelo.

— ¡Oh, lo siento mucho, jefe Kim! ¡Lo siento, lo siento!

La mujer mordió su labio, preocupada y alterada. Se agachó para poder ayudar a Jin, iniciando a rezar cada oración que aprendió de niña para que ese alto hombre no la despidiera.

—No se preocupe, mejor ocúpese de atender el teléfono —Ella lo observó y el mayor señaló con su cabeza el escritorio desordenado. De forma veloz presenció cómo se alejaba de él y luego unas zapatillas deportivas estuvieron frente a su anatomía.

—Aigo~ ¿Qué fue lo que pasó?

La voz inundó sus tímpanos, produciéndole satisfacción de oírla. Y como continuaba agachado tratando de ordenar los grandes sobres marrones, el castaño tuvo que elevar su vista hacia arriba y presenciar lo enorme que resultaba ser Kim Namjoon. Aunque no fue por mucho tiempo puesto que pronto se colocó de cuclillas para ayudarle.

No entendía qué era lo que Namjoon hacía para lograr que en algunas ocasiones Seokjin inclinara su cabeza hacia un lado cuando lo veía pasar, sonriendo en casi todas esas veces, y la situación se transformaba en algo peor al verse en el espejo con sus mejillas coloreadas de un intenso rojo.

—Todo listo, jefe —Formularon sus carnosos labios y el mayor se sintió un poco inquieto de pronto cuando ambos se irguieron y finalmente se vieron a los ojos.

Namjoon sintió curiosidad del comportamiento extraño ¿o nervioso? ¿Qué sucedía con ese hombre?

Acabó de acomodar de manera correcta cada sobre y decidió ayudar al mayor con aquella montaña que estaba seguro deberá leer y revisar durante horas, y no iba a negar que comenzó a tener pena por su bonito jefe en el transcurso que los dos ingresaron a la oficina de Jin y dejaron las cosas sobre el gran escritorio. Al observarlo, analizar el aspecto de su rostro, era demasiado evidente que no estaba en sus mejores días y su corazón se estrujó.

Enchanted To Meet You | YoonMin (Serie Only, 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora