Cap. 7: Alborotando sus pensamientos

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La castaña se apresuró en salir del lugar cuando notó que su reunión había finalizado y caminó a toda prisa hasta el auto, al que pocos minutos más tarde llegó Kirinmaru.

Se subió al auto en silencio y él la miró de reojo notando sus ojos más brillantes que de costumbre y algo extraño en su expresión.

- ¿Todo bien? - Le preguntó mientras arrancaba el motor.

- Escuché su conversación... - mantenía su mirada fija en la ventana, evitándolo. - sin querer. 

- Rin... - La llamó, pero ella no se giró a verlo - Lo siento, te dije que el señor Taisho era un hombre complicado, no deberías darle tanta importancia...

Y en ese momento, ella lo miró a los ojos fijamente con el ceño fruncido, esperando ver alguna pizca de arrepentimiento que no logró encontrar.

- No es eso lo que me molestó, Kirinmaru... - él la miró con confusión - Estoy más acostumbrada de lo que crees a lidiar con ese tipo de gente; hombres conservadores, retrógrados y... machistas... No sabes cuántas veces escuché comentarios similares de mis propios profesores y hasta compañeros en la universidad, porque no es como que tuviera muchas compañeras mujeres, ¿sabes?, pero aprendí a ignorarlos, porque me gusta lo que hago... - intentó contener las lágrimas que se querían asomar por sus ojos - Lo que no puedo ignorar es lo que dijiste tú, porque pensé que me acompañabas a esa reunión para apoyarme a mí, pero al parecer me equivoqué y resultó ser todo lo contrario... estabas ahí para apoyarlo a él.

- Rin, ¿y qué esperabas que hiciera?, intenté hacerlo cambiar de opinión, pero él es el cliente al fin y al cabo y si él solicita un cambio en el equipo, porque no se siente cómodo con el personal que estará en "su" empresa, es mi deber considerar su solicitud... Te dije que este era un proyecto importante, no podíamos darnos el lujo de perderlo. Además, es Inu no Taisho, Rin... es uno de los hombres más poderosos de la ciudad...

- ¡Y yo soy tu novia! - lo interrumpió con un grito molesto. - Se supone que deberías estar de mi lado.... - se limpió con brusquedad las lágrimas que saltaron de sus ojos.

- Lo sé y estoy de tu lado, pero tienes que entender que él es la clase de hombre a la que simplemente no se le puede decir que no. Podría destruirte en un chasquido de dedos, así que es preferible estar en su lado bueno.

- Cobarde. - masculló entre dientes, haciendo un puchero y él frunció su ceño, molesto.

- ¿Qué dijiste? - La castaña lo miró fijamente a los ojos, de forma desafiante, y él negó con su cabeza. 

- No se trata de eso. - Dijo con un tono de voz más frío y golpeado - No es momento para ponerse sensible por este tipo de tonterías.

- ¡Para mí no son tonterías, Kirinmaru! - soltó un suspiro, intentando calmarse - y por último, si no pensabas defenderme porque soy tu novia, debiste haberlo hecho porque simplemente soy una empleada de la maldita empresa y merezco respeto. Me he sacado la madre estudiando y no lo hice para que aceptaran reemplazarme como si nada por algún idiota mucho menos calificado que yo, por el simple hecho de tener algo colgando entre las piernas. - calló, giró su vista hacia la ventana nuevamente y apretó sus dientes, molesta - Idiotas... - murmuró.

Él la miró fijamente, conteniendo sus palabras. Sabía que estaba dolida, pero tenía que entender que él no tenía otra opción...

Quizás aún no era el momento para decirle que de la finiquitación de ese trabajo dependía la promoción por la que había decidido mudarse a Japón. Sus jefes quedaron muy complacidos cuando les dijo que había conseguido un trabajo en la compañía Taisho que les dejaría importantes ganancias... Así que no podía darse el lujo de perderlo.

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