El verano ya estaba llegando a su término y el suave viento que anunciaba la inminente llegada del otoño mecía con tal gentileza sus cabellos platinados, que daba la impresión de que incluso el viento le guardaba cierto respeto.
Se encontraba apoyado relajadamente en su habitual Ferrari, en un callejón poco transitado a pasos del edificio de la pelinegra, dándole rienda suelta a sus amargos recuerdos y pensamientos, mientras esperaba por ella pacientemente.
Tan paciente, que parecía que una parte de él en realidad deseaba que Kagura no se presentara.
Pero, desafortunadamente para él, ella sí llegó...
- Aquí está lo que necesitas - dijo finalmente la oji carmesí, luego de un parco saludo y extendiéndole un sobre.
Él lo tomó, pero Kagura lo mantuvo firme entre sus finos dedos con largas uñas del mismo color que sus labios y ojos, asegurándose de tener su atención antes de volver a hablar.
- Cuando encontré esto, recordé lo que hablamos ese día en el bar... - confesó, aún sin soltar el sobre - Me dijiste que estabas seguro de que Naraku había guardado algo, porque necesitaba un salvoconducto para no caer solo por si alguna vez lo atrapan... Pero se te olvidó mencionar que ese salvoconducto podrías ser tú - dijo con firmeza y lo miró seria, fijamente a sus ojos -. Naraku guardó esto porque te inculpa, Sesshomaru.
- Pensé que lo había dejado claro - sentenció irritado -; tú preocúpate de lo tuyo y yo de lo mío. Esto no te incumbe, Kagura.
La pelinegra finalmente soltó el sobre. Sesshomaru revisó su contenido rápidamente; eran algunos papeles de su padre Onigumo como clara evidencia de sus actos ilícitos. Y otro punto importante en esos documentos era la fecha; la única forma en la que Naraku los tuviera, era si estuvo en la fábrica el mismo día del incendio.
El resto de información en el sobre eran millonarias transacciones hacia cuentas bancarias de Naraku alrededor de la misma fecha... con su nombre en ellas. Era su parte del dinero de la aseguradora y otros pagos, pero no le costó comprender las sucias intenciones de Naraku al guardar esos comprobantes.
- Si culpas a mi hermano por esto, se va a encargar de hacer parecer que tú le pagaste por hacerlo, que sabías la verdad y lo cubriste - habló Kagura nuevamente -. Y no me interesa si fue así o no, pero no le será difícil demostrarlo, porque quizás no le habrás pagado por hacerlo, pero sí sabías perfectamente lo que estaba ocurriendo... ¿O me equivoco?
El peliblanco levantó su vista de los documentos y la miró con frialdad.
- ¿Qué quieres escuchar? - espetó.
- Sólo quiero saber qué pretendes hacer...
- Ya te lo dije, voy a hundir a Naraku por lo que hizo hace 10 años atrás y por atreverse a desafiarme de la manera en que lo hizo.
- Ella no lo sabe, ¿verdad? - le preguntó con un leve tono de compasión en su voz, nada parecido al que había usado antes - No sabe que tú tienes casi tanto que ver en esto como Naraku...
Sesshomaru la miró con sus ojos entrecerrados, intentando ocultar el hecho de que esa pregunta lo había tomado por sorpresa.
- No - respondió secamente luego de algunos segundos.
- Ya veo... en realidad de eso se trata todo esto; planeas decirle la verdad - sonrió -. Después de todo si tenía razón... Te enamoraste, Sesshomaru.
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Sempiterno
FanfictionNi uno de los dos imaginó los estragos que causaría ese fugaz encuentro casual, ni que los recuerdos de aquel serían tan difíciles de borrar... Incluso para él, un hombre frío y calculador, que no deja detalles al azar y con su exitoso futuro cuidad...