Cap. 31: Malos rumores (Parte II)

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Sara entró al bar donde sus amigas compartían, las vio riendo, sentadas tan solo un par de mesas más allá y rápidamente el recuerdo de ese desagradable almuerzo llegó a su mente otra vez...

~ Flashback ~

- Supongo que ya es oficial que no te casarás con el guapo Taisho.

- ¿Por qué lo dices?

- Porque adivinen con quién lo vi ayer por la tarde, cuando salí con mi novio.

- ¿Con quién? - preguntaron las demás con sus falsas sonrisas, como si ya supieran perfectamente de quién estaba hablando.

- Con Nakamura Kagura... - dijo con un fingido puchero - Se veía muy acaramelada con su conquista... - calló y negó con lástima - Lo siento, Sara... Debe ser muy duro para ti pensar en que quizás ellos nunca dejaron de verse.

- Tranquila, no tienes porqué disculparte, fui yo quien rompió con él, ya no me interesa - sonrió -. Kagura puede tener mis sobras, porque la verdad es que yo estoy mucho mejor así.

- ¿Y nos contarás por qué terminaron? ¿Fue por ella?

- No, quizás en otro momento se los cuente, ahora debo ir al baño, con permiso...

Caminó hasta rodear la pared y cuando estaba fuera de su vista soltó el aire que tenía retenido en sus pulmones en un suspiro frustrado. Calló por un segundo y pudo escuchar perfectamente lo que hablaban algunos metros más allá...

- Ni ella se lo cree.

- Es obvio que no - murmuró -, ese matrimonio era todo lo que tenía para convertirse en alguien. Ni loca fue ella quién rompió ese compromiso.

- Se veía mal, Abi, quizás no debiste haberle dicho eso de Kagura...

- Se lo ganó... Se cree mejor que nosotras y sólo está aquí porque su papito es amigo del gerente en primer lugar, pero todos saben que no se lo merece.

~ * ~

Había llegado hasta ahí con un único propósito y parecía tan claro hace algunos minutos; sabía que esto era lo que necesitaba para sentirse mejor consigo misma, pero ahora... no parecía ser así; una extraña sensación comenzaba a apoderarse de ella.

Respiró profundo, intentando apaciguar sus pensamientos y finalmente se decidió a caminar hasta su mesa.

- ¡Sara! - la saludó Kagome - Que bueno que lograste venir, ven, siéntate.

Las saludó a todas con una corta sonrisa, un poco más seria que lo habitual y justo antes de sentarse junto a ellas le dedicó una fugaz y fría mirada por el rabillo del ojo a Rin, quien le sonreía débilmente con una mirada pesarosa.

- ¿Qué ocurrió con tu cena? - le preguntó Sango.

- Nada, la cancelé - mintió relajadamente, restándole importancia -. ¿Llevan mucho tiempo aquí?

- No, de hecho Rin llegó hace poco - respondió Kagome, sin pasar por alto la leve tensión que comenzó a sentirse en el ambiente -. Te pongo al día con lo que hemos conversado...

La pelinegra le contó todo lo que ya habían decidido con respecto a la boda y luego hablaron sobre todos los temas que faltaban por revisar, hasta que después de un rato, empezó a sentir que poco a poco la situación comenzaba a alivianarse. Al menos ya podían conversar y reír más relajadamente.

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