🎆[Aviso: último capítulo, extra largo]🎆
***
Los rayos del sol comenzaban a calentar de nuevo. Los cerezos se habían cargado de flores y, en esos momentos, el mismo viento suave que arrastraba sus pétalos por el lago, se había colado por la ventana abierta, arrastrando también el olor a primavera, a flores frescas, a jazmín, lirios y hierba.
Inhaló profundamente...
- ¿Llevas todo, Rin? - le había preguntado su peliblanco, pronto a salir.
Dio un repaso mental de las cosas que necesitaba para la boda de Kagome, mientras revisaba su bolso. Vestido, zapatos, maquillaje, kimono... No entendía por qué cuando se trataba de su trabajo era muy fácil recordar hasta los más mínimos detalles; números de especificaciones, componentes, medidas, nombres y marcas. Pero cuando se trataba de esto...
- No lo sé - respondió mordiendo su labio, ligeramente nerviosa. Seguramente se le olvidaría algo de todas formas, pero tenía que asegurarse de que al menos no fuera nada importante, porque sólo faltaba un día para la boda -. Creo que si... - revisó su cartera por última vez -. ¡Mi teléfono!
- ¿Dónde está?
- En mi habitación, creo... Iré a buscarlo.
- Déjalo. Tú ve a despedirte.
- ¿Seguro?
Él asintió. Rin sonrió y dejó un sonoro beso en su mejilla.
- ¡Gracias! - le gritó, mientras se alejaba apresurada en busca de su padre.
Sesshomaru se encaminó tranquilamente hacia su habitación. Primero dio una rápida mirada alrededor, sin encontrarlo. Entonces marcó su número en el suyo, esperando a que sonara, pero estaba apagado. El celular no se veía sobre su cama y sobre su mesa de noche únicamente reposaba el libro que ella leía en esos momentos, con la fotografía que usaba de marcapáginas asomándose por el costado. Quizás inconscientemente, sus ojos se posaron en ella por un segundo más largo antes de continuar con su búsqueda.
Abrió el cajón de su mesa de noche y en eso vio algo más que llamó su atención. Algo que lo hizo olvidar por un momento a qué había ido ahí en primer lugar...
Había un par de fotos de Rin, de pequeña junto a sus papás, y otras tantas con sus amigas. Con la mujer de Inuyasha, principalmente, pero en algunas también aparecía Asano y la hermana del mocoso pecoso que trabajaba en la fábrica. Una en especial llamó más su atención... salían las cuatro abrazadas y bebiendo, en lo que parecía ser un casino. Rin reía a carcajadas, con sus mejillas sonrosadas.
- Rin es la amiga de la que te he hablado, a la que fuimos a visitar cuando fuimos a Las Vegas con Kagome y Sango... acaba de llegar de California.
- California... ¿Entonces eres actriz o algo así?
Bufó muy suavemente y dejó las fotografías de vuelta en el cajón, pero antes de cerrarlo, sus ojos se desviaron hacia la revista que había debajo. No pudo evitar tomarla, ligeramente extrañado... y no sólo porque supiera que Rin no solía leer ese tipo de cosas, sino porque... había visto una exactamente igual hace algunos meses.
- Quién te viera, Sesshomaru - le había dicho Irasue, dejando caer la revista sobre su escritorio con una risa burlesca -. Aunque, dejando de lado tu cara de perro enamorado, tengo que admitir que no se ven nada mal. El vestido del que tanto hablan era bastante decente... ¿acaso se lo regalaste tú, hijo? Es bueno saber que no tienes tan mal gusto después de todo.
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Sempiterno
FanfictionNi uno de los dos imaginó los estragos que causaría ese fugaz encuentro casual, ni que los recuerdos de aquel serían tan difíciles de borrar... Incluso para él, un hombre frío y calculador, que no deja detalles al azar y con su exitoso futuro cuidad...