Cap. 45: Sin aire

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Un cosquilleo en su cuello la obligó a despertar, cuando una fría nariz la olfateaba con entusiasmo. Aún sin abrir sus ojos, la castaña acarició con ternura a la bola de pelos que se acurrucaba en la curvatura de su hombro y sonrió débilmente.

- Buenos días pequeño - susurró bajo y una molesta tos la dejó sentada sobre la cama.

Frunció su ceño y llevó una mano a su garganta.

- ¿Cómo está tu pata? - le preguntó al cachorro con voz suave y débil cuando la tos paró, mientras revisaba su vendaje - Ya se ve mucho mejor, pero aún no está muy bueno el tiempo como para salir a pasear, ¿no crees?

El cachorro movió su cola con emoción al escuchar su voz y la castaña sonrió ampliamente. Sin notarlo dejó escapar un suspiro y finalmente se levantó de la cama. Se abrigó lo suficiente y salió de su habitación, con el pequeño cojeando tras ella.

Fue a prepararse un café y se extrañó al no encontrar a su padre por la casa, cuando generalmente él solía despertar muy temprano.

- ¿Papá? - lo llamó desde la puerta de su habitación y entró al escucharlo. Él abrió sus ojos para verla - Lo siento, ¿Te desperté?

- Hola princesa... no, no me despertaste... sólo descansaba - respondió él, con su voz más trémula que lo usual.

- ¿Estás bien? ¿Quieres que te traiga el desayuno?

- Estoy bien, sólo... algo cansado - dijo respirando con dificultad -. Pero no te preocupes, que ya me levantaré. El invierno está muy crudo este año, ¿no? Con esta edad... tanto frío hace que me duelan un poco los huesos.

- Si, ya lo creo - respondió Rin con una sonrisa preocupada -. Dejé algo en la cocina. Iré a comprarte medicinas y aprovecharé de comprar comida para Ah-Un... ¿Necesitas algo más?

El hombre negó, pensativo.

- ¿Ah-Un? - le preguntó con confusión.

Rin se agachó para tomar en brazos al cachorro y se lo acercó a la cama.

- Oh, así que ya le encontraste un nombre... - sonrió - ¿Por qué Ah-Un?, qué nombre tan curioso.

Rin se encogió de hombros.

- Me gusta - dijo tranquilamente, con una suave sonrisa y omitiendo el hecho de que ya se lo había comentado hace un par de días atrás -. ¿Puedes cuidarlo...- la tos volvió a interrumpirla y aclaró su garganta antes de continuar - mientras salgo? Por favor.

- ¿Estás bien, hija? Quizás no sea una muy buena idea que salgas con este clima. Mañana podemos pedirle esas cosas a la señorita Asa... la tienda le queda de camino.

Rin miró por la ventana.

- Parece que la nieve va a empeorar, no creo que Asa pueda llegar mañana, papá. Prefiero asegurarme e ir ahora, no quiero que te falte la medicina, sobre todo si no estás sintiéndote muy bien.

- Está bien, está bien, pero... abrígate, ¿si? Y aprovecha de comprar algo para esa tos que tienes, que no se escucha nada bien.

- Si, bueno - sonrió y antes de salir se volvió hacia él nuevamente -. Por favor, no dejes que Ah-Un salga a la calle, su patita aún está débil, lo podrían volver a atropellar - pidió, preocupada -. No tardaré.

El hombre asintió y soltó una débil risotada cuando el cachorro comenzó a lamer su cara.

- No te preocupes, pequeña... nos cuidaremos entre los dos - dijo con la respiración agitada.

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