Un suave cosquilleo en su nuca la hizo abrir sus ojos lentamente, y en ese momento, se descubrió completamente abrazada por él; de espaldas acurrucada contra su cuerpo ardiente, con su nariz perfecta rozando la piel de su cuello y erizándola con cada respiración, sus piernas entrelazadas como si fueran uno sólo y uno de sus fuertes brazos rodeándola a la altura de sus pechos, agarrando uno con su mano abierta y completamente llena, ¡como si ya no tuviera suficiente de ella!
No pudo evitar sonreír al darse cuenta de la comprometedora situación en la que se encontraba, y más aún al pensar en que, ciertamente, Sesshomaru no parecía ser la clase de hombre que suele dormir abrazado y esta ya era la segunda vez que lo hacía con ella.
La diferencia era que esta vez, los dos estaban completamente desnudos y podía sentir todo de él... Todo.
Se sonrojó levemente al pensar en eso y más aún cuando los recuerdos de la noche anterior comenzaron a llegar a ella. Estaba casi segura de que no habían pasado más que un par de horas desde que cayó dormida y no estaba muy consciente de cómo había sucedido. La única certeza que tenía en ese momento, era que todo lo de esa noche había sido... maravilloso, como él.
Suspiró y sonrió nuevamente al pensar en eso.
Le estaba comenzando a dar hambre, así que pensó en que quizás podría ir a preparar el desayuno y traérselo a la cama. Creyó que era lo mínimo que podía hacer por él, después de que él le había dado a ella la mejor noche de su vida...
Con eso en mente, hizo el intento de moverse muy suavemente, cuando sintió sus brazos pegarla aún más a su cuerpo.
- No.
La castaña soltó una risita.
- ¿Ya estás despierto? - Lo escuchó gruñir - Iré a preparar el desayuno. - Susurró. Intentó moverse de nuevo, pero seguía aprisionada contra él - Sesshomaru...
Finalmente la soltó a regañadientes y Rin, entre risas, se cubrió con su camisa y se sentó sobre la cama, de espaldas a él. Puso los pies en el suelo, pero antes de poder pararse por completo, terminó sentada nuevamente en la cama y chillando de dolor.
- ¡¿Qué hiciste conmigo anoche?!
Él arqueó una ceja y soltó una leve risa nasal, más como un bufido.
- Nada que no te haya gustado.
- ¡Já! - se giró para mirarlo con las mejillas levemente sonrojadas y el ceño fruncido en un adorable puchero de falso enojo - ¡Me duele todo, Sesshomaru! - él simplemente sonrió de lado con arrogancia, casi orgulloso de su hazaña, mientras Rin examinaba su propio cuerpo, encontrando los moretones, marcas enrojecidas y mordidas que él le había dejado la noche anterior en sus piernas, caderas y pechos - ¡Me marcaste! ¡Eso no se hace!
El peliblanco la tomó de la cintura y la arrastró por la cama hasta dejarla bajo él.
- Rin, ¿me acabas de hablar como a un perro? - Rin soltó una risita, mordió su labio inferior y negó, mientras él la miraba seriamente, con una ceja arqueada; interrogándola - Y no soy el único que dejó marcas anoche.
Ella abrió más sus ojos, sintiéndose avergonzada y antes de poder decir algo más, él atrapó sus mejillas con una mano y la besó; primero suave y tierno y luego sin darse cuenta cada vez más intenso. Terminó de abrir la camisa escasamente abotonada y comenzó a subir su mano desde la piel blanca y suave de su vientre hasta tomar uno de sus pechos en ella, apretándolo y masajeándolo.
ESTÁS LEYENDO
Sempiterno
ФанфикNi uno de los dos imaginó los estragos que causaría ese fugaz encuentro casual, ni que los recuerdos de aquel serían tan difíciles de borrar... Incluso para él, un hombre frío y calculador, que no deja detalles al azar y con su exitoso futuro cuidad...