- Rin, el señor Taisho me invitó y no iba a venir, estoy aquí únicamente porque necesito hablar contigo. Escucha lo que tengo que decir...
La castaña no pudo evitar sentirse extrañada al oírlo. La forma en que la miraba... era clara la determinación en los ojos verdes, y los suyos probablemente reflejaron una pizca de curiosidad, pero aún así, no podía escucharlo en ese momento.
No le gustaba la manera en que la mantenía agarrada, se había acercado demasiado y cualquiera que los viera... podría pensar mal.
- No Kirinmaru..., este no es el momento ni el lugar - negó nuevamente, intentando alejarse de él -. Lo que sea que tengas que decirme, puede esperar hasta el lunes.
- No, no puede...
- Bueno, pero va a tener que esperar de todas formas - arremetió, antes de que él pudiera decir algo más -, porque ahora no voy a ir a ni un lado contigo, así que, por favor, déjame y no vuelvas a acercarte de esta forma...
- Joder, Rin... - insistió, sin soltar el agarre de su brazo. Ella lo miró con seriedad y firmeza.
- ¿Hay algún problema? - preguntó Inuyasha, acercándose a ellos.
Ignorándolo completamente, el pelirrojo le mantuvo la mirada a la castaña por algunos segundos más, pero al ver que ella no cedía, finalmente negó con desprecio y, sin dar más explicaciones, continuó su camino.
- ¿Qué fue todo eso? - preguntó Kagome.
- No lo sé - respondió Rin, confundida y con la mirada perdida entre la gente -. Pero fue... extraño.
- Que idiota - murmuró Inuyasha -. No lo paso. No me extraña que Sesshomaru y él se hayan agarrado a putazos... Y no puedo creer que me lo perdí.
- ¡Inuyasha! - lo regañó Kagome.
- ¡¿Qué?!
La castaña compuso una débil sonrisa bajo su expresión preocupada y disimuladamente recorrió el salón con su mirada.
A lo lejos, finalmente dio con Sesshomaru, caminaba cruzando el salón... y Kirinmaru caminaba hacia él.
***
Cuando le dijo a su padre que no podría interesarle menos ese imbécil, lo había dicho en serio. Realmente no le interesaba si aparecía o no, pero en ese momento no pensó que podría llegar a ser tan desmedidamente estúpido como para acercarse a Rin de esa manera. A su Rin.
La manera en que la había mirado cuando llegó...
Sentía unos deseos irracionales de partirle la cara, y aumentaban con cada segundo que pasaba y lo veía caminar hacia él con su fingida sonrisa.
- Sesshomaru - saludó el pelirrojo, con esa falsa cordialidad que tanto detestaba -. Mis más sinceras felicitaciones. Por lo que escuché, ya estás sólo a un paso de convertirte en el siguiente presidente del conglomerado...
El peliblanco lo miró de reojo y pestañeó lentamente, guardando su estoica expresión de costumbre.
- Si vuelves a acercarte a ella, me va a importar un carajo quien esté mirando o quien te haya invitado - dijo con una inquietante calma -. Yo mismo te sacaré a patadas de aquí.
Kirinmaru tensó su mandíbula al escucharlo. Rápidamente relajó su expresión y negó con una sonrisa retorcida.
- Tranquilo, amigo - dijo aún sonriendo -. Por más que me gustaría verte perder la presidencia por un ataque de celos, no haré nada más por ahora. No sería muy educado de mi parte arruinarle la noche a tu padre, ¿no crees? - inquirió alzando una ceja -. Me marcharé luego de saludarlo. Puedo hablar con Rin en otro momento, después de todo... trabajamos juntos - le guiñó un ojo e iba a palmear su hombro, pero antes de que pudiera tocarlo, Sesshomaru lo detuvo sosteniendo su muñeca, mientras clavaba en él su mirada fría y afilada.
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Sempiterno
FanfictionNi uno de los dos imaginó los estragos que causaría ese fugaz encuentro casual, ni que los recuerdos de aquel serían tan difíciles de borrar... Incluso para él, un hombre frío y calculador, que no deja detalles al azar y con su exitoso futuro cuidad...